Hacia un buen uso de los fármacos para la obesidad: "No deben suspenderse al perder peso, es un tratamiento crónico"


Los fármacos basados en análogos de GLP-1 se posicionan como un avance clave en el tratamiento de la obesidad
Irene Bretón, coordinadora del Área de Obesidad de la SEEN, aporta las claves para un uso correcto de estos medicamentos
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La obesidad es una enfermedad crónica que afecta a casi un 20% de la población española, cifra que para 2035 podría alcanzar hasta el 37 % de los adultos.
El desarrollo de los análogos de GLP-1 -fármacos empleados en el tratamiento de la diabetes y la obesidad- se ha consolidado como uno de los mayores hitos científicos de los últimos tiempos. De hecho, la revista Science los reconoció como el avance científico del 2023 y el equipo de investigadores que desarrolló Ozempic -un fármaco para la diabetes muy conocido que ha demostrado excelentes resultados en la pérdida de peso y que ha abierto el camino a futuros tratamientos- fueron galardonados con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 2024.
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Son muchas las personas que antes los grandes resultados reportados solicitan estos fármacos, pero ¿realmente cualquiera puede beneficiase? Irene Bretón, coordinadora del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), expone las claves de los tratamientos disponibles actualmente en España para la obesidad, su uso correcto y el futuro que se aproxima.

Pregunta: ¿Cuáles son los principales tratamientos farmacológicos disponibles actualmente para la obesidad en España?
Respuesta: Actualmente, disponemos de tres medicamentos análogos de GLP-1 para tratar la obesidad. Estos actúan de manera similar a unas hormonas presentes en nuestro organismo que regulan el balance energético, es decir, influyen en la cantidad de energía disponible y en la regulación del apetito.
Los tres medicamentos disponibles en España tienen los siguientes principios activos: liraglutida, semaglutida y tirzepatida. Se espera que en los próximos años haya más opciones terapéuticas, pero por el momento estos son los tres fármacos autorizados en nuestro país.
P: ¿Qué factores determinan la elección de uno tratamiento farmacológico u otro?
R: Lo primero es determinar si el paciente realmente necesita un tratamiento farmacológico, ya que estos medicamentos tienen indicaciones muy concretas según su ficha técnica.
Se permite su uso en pacientes con un índice de masa corporal (IMC) superior a 30, o mayor de 27 si presentan complicaciones relacionadas con la obesidad. Sin embargo, esto no significa que deban usarse en todos los casos. Es el endocrino quien decide si es suficiente un cambio en el estilo de vida basado en dieta y ejercicio o si, además, es necesario un tratamiento farmacológico, una cirugía u otras estrategias.
Es muy importante que entendamos que la obesidad es exceso de grasa, que el índice de masa corporal nos da una información parcial que hay que completar con una exploración clínica adecuada y evaluando los riesgos de cada persona.
La elección de un fármaco en particular depende de varios factores: la magnitud de la pérdida de peso deseada, los posibles efectos secundarios y las comorbilidades del paciente. Sin embargo, aún no contamos con criterios claros que indiquen cuándo usar un medicamento u otro. De hecho, ninguna sociedad científica ha establecido guías precisas al respecto. Además, si un tratamiento no da los resultados esperados, se puede valorar un cambio a otro medicamento.es.
P: ¿Cuál es la duración media de los tratamientos?
R: La obesidad es una enfermedad crónica, por lo que el tratamiento también debe mantenerse de manera crónica, al igual que ocurre con la diabetes o la hipertensión.
A futuro, se determinará si algunos pacientes pueden ajustar la dosis o incluso suspender el tratamiento. Probablemente, esto será posible en aquellos casos donde la pérdida de peso haya generado cambios favorables en la composición corporal, como una mayor activación muscular y un aumento del gasto calórico con la incorporación de actividad física.
P: ¿Qué puede suponer abandonar el tratamiento?
R: Los estudios apuntan que, al suspender el tratamiento, se recupera al menos parte del peso perdido. Sin embargo, aún falta información sobre cuánto peso se recupera, de qué factores depende y si la recuperación afecta más a la masa grasa o muscular.
P: En términos de eficacia, ¿hay algún tratamiento que esté dando mejores resultados actualmente?
Los medicamentos más recientes han demostrado una mayor eficacia en la pérdida de peso. En los ensayos clínicos, se han observado reducciones de entre 15 y 20 kg. No obstante, en mi experiencia, los resultados en la vida real suelen ser incluso mejores que los reflejados en estos estudios.
P: Actualmente, ninguno de los tratamientos farmacológicos para la obesidad está financiado por la Seguridad Social en España. ¿Qué consecuencias tiene esta falta de financiación?
R: La falta de financiación dificulta la adherencia al tratamiento, tanto por su elevado coste como por la percepción errónea de que la obesidad no es una enfermedad crónica. Muchos pacientes creen que, una vez perdido el peso, pueden suspender el tratamiento.
Hoy en día, el coste mensual de estos medicamentos oscila entre 200 y 350 euros, dependiendo de la dosis y del fármaco. Por ello, será fundamental evaluar en qué casos la financiación pública podría contribuir a prevenir complicaciones graves. La cirugía bariátrica sí cuenta con financiación porque se ha demostrado que aporta beneficios clínicos significativos. En este sentido, se está demostrando que estos tratamientos también generan mejoras sustanciales en la salud de los pacientes, por lo que la administración tendrá que valorar en qué perfiles pueden resultar más adecuados.
Dado el alto índice de obesidad, es probable que actualmente no sea viable financiar estos fármacos para todos los pacientes que podrían beneficiarse de ellos debido a su coste, como por ejemplo sí ocurre cuando alguien tiene el colesterol alto o la tensión. Para los pacientes con estas enfermedades los tratamientos se financian para todos que los requieren, sin establecer distinciones.
P: ¿Si una persona no puede financiarlo por su cuenta durante un tiempo mantenido, crees que, aun así, es beneficioso que lo haga durante el tiempo que pueda?
R: Esto debe valorarse con su médico y ver si es posible ajustar el tratamiento. Como apuntaba, seguramente en algunas personas será factible, pero aún no hay datos concluyentes al respecto. Lo que si estoy segura es que se debe actuar con transparencia, tanto desde el punto de vista del médico como desde el punto de vista del paciente para poder llegar a un acuerdo de cómo se va a plantear el tratamiento en cada caso.
P: ¿Hay fármacos que estén dando buenos resultados en otros países que no hayan llegado a España aún?
R: En Estados Unidos hay algunos fármacos comercializados desde hace años que aquí no han llegado, pero presentan efectos secundarios considerables, por lo que dudo que sean aprobados en España.
P: ¿Crees que existe una percepción errónea o un estigma social en torno al uso de fármacos para la obesidad?
R: Totalmente también. Hay pacientes que te demandan un tratamiento farmacológico sin necesidad real, no es para perder 3kg. Se ha trivializado bastante su uso y hay que entender que la obesidad es una enfermedad con consecuencias importantes para la salud y que estos fármacos deben usarse en los casos adecuados.
Además, la sociedad debe conocer que nadie elige tener obesidad. No es solo una cuestión de "fuerza de voluntad", sino una alteración del balance energético del organismo, como quien tiene mal regulado el colesterol o la tensión. Existe un estigma que debemos luchar contra él.
P: ¿Consideras que existe un uso inapropiado o irresponsable de los fármacos para la obesidad por una parte de la sociedad? ¿Qué consecuencias podría acarrear este tipo de uso?
R: Estos medicamentos requieren prescripción médica. Usarlos sin control, por ejemplo, comprándolos por internet, puede generar efectos adversos como pérdida de nutrientes, reducción excesiva de peso, disminución de masa muscular y efecto rebote tras su suspensión.
P: La EMA investiga si fármacos como semaglutida pueden aumentar el riesgo de neuropatía óptica isquémica anterior. ¿Crees que hay más efectos secundarios que aún se desconoce?
R: Todos los medicamentos pueden asociarse a efectos adversos. Actualmente, se investiga la relación entre la semaglutida y la neuropatía óptica isquémica anterior, aunque no hay certeza que exista una relación causa-efecto.
Los efectos secundarios más comunes son problemas gastrointestinales a consecuencia del enlentecimiento que producen estos fármacos en el estómago e intestino, que puedan causar náuseas y estreñimiento que tienden a mejorar una vez superados los primeros meses.
También estamos observando utilidades beneficiosas diferentes a las descritas inicialmente, como para la prevención de algunas enfermedades neurológicas o el control de las adicciones.
P: ¿Qué avances podrían esperarse en los próximos años?
R: Llegarán muchos más fármacos y cada vez más potentes que nos van a ayudar a controlar mejor esta enfermedad. Ya tenemos medicamentos que son agonistas de dos hormonas en lugar de una. Hay unas líneas de investigación muy prometedoras que nos van a ayudar a elegir el mejor medicamento para cada persona.
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