¿Dormir mal por lo que cenas? El queso podría alterar tus sueños y causarte pesadillas nocturnas

Un estudio de la Universidad de Montreal encontró un vínculo directo entre el consumo de queso y la aparición de pesadillas
El consumo de lácteos puede provocar trastornos gastrointestinales que influyen directamente en los sueños
Aunque desde hace tiempo se sospecha que la alimentación influye en el sueño, sigue habiendo escasa evidencia científica que lo confirme de forma concluyente. Sin embargo, sí sabemos que comer en exceso puede provocar malas digestiones, pesadez estomacal y molestias que interfieren con un descanso reparador. ¿Pero pueden ciertos alimentos específicos alterar realmente nuestro sueño?
A menudo pasamos por alto cómo lo que comemos afecta nuestro descanso nocturno, aunque la realidad es que la cena podría ser clave tanto para dormir mejor como para sufrir noches inquietas o pesadillas angustiosas.
Un tercio de los estudiantes reportó pesadillas frecuentes
Para profundizar en este fenómeno, investigadores encuestaron a 1.082 estudiantes de la Universidad MacEwan (Canadá). Les preguntaron sobre la calidad del sueño, los sueños y pesadillas, y si asociaban ciertos alimentos con esos sueños. También exploraron su estado de salud física y mental y su relación con la comida.
Alrededor de un 33 % de los encuestados afirmó tener pesadillas frecuentes. Las mujeres resultaron ser más propensas a recordar sus sueños, a sufrir mal descanso nocturno y a reportar alergias o intolerancias alimentarias, en casi el doble de casos que los hombres.
Casi un 40 % creyó que comer tarde o ciertos alimentos influía negativamente en su sueño, y un 25 % consideró que algunos productos podían empeorar su descanso. Quienes llevaban una alimentación menos saludable eran más propensos a tener sueños negativos y menos capaces de recordarlos con claridad.
El queso, el peor enemigo para dormir
Un grupo reducido (5,5 %) señaló que lo que comían afectaba la intensidad de sus sueños, especialmente cuando se trataba de dulces o lácteos, que según ellos provocaban sueños más extraños o inquietantes.
En este contexto, un estudio independiente de la Universidad de Montreal encontró un vínculo directo entre el consumo de lácteos —en particular, el queso— y la aparición de pesadillas, sobre todo en personas con intolerancia a la lactosa.
"La gravedad de las pesadillas está estrechamente relacionada con la intolerancia a la lactosa y otras alergias alimentarias", señala Tore Nielsen, autor principal del estudio publicado en Frontiers in Psychology.
"Estos nuevos hallazgos implican que cambiar los hábitos alimenticios de las personas con ciertas sensibilidades alimentarias podría aliviar las pesadillas", añade.
El consumo de productos lácteos puede provocar trastornos gastrointestinales, y esas molestias nocturnas pueden influir directamente en los sueños.
"Las pesadillas son peores para las personas con intolerancia a la lactosa que sufren síntomas gastrointestinales graves y cuyo sueño se ve interrumpido", explica Nielsen.
"Las pesadillas pueden ser muy perturbadoras, especialmente si ocurren con frecuencia (...). También pueden provocar conductas de evitación del sueño (...), lo que impide un descanso adecuado", añade.
Este nuevo estudio también podría explicar por qué menos estudiantes reportaron una relación entre alimentación y sueño que en un estudio anterior realizado en la misma universidad once años antes. La mayor concienciación sobre las intolerancias alimentarias podría haber llevado a los encuestados actuales a evitar esos alimentos conflictivos.
Cambios dietéticos sencillos podrían mejorar el descanso
Los investigadores creen que adoptar pequeñas modificaciones en la dieta podría tener un impacto positivo en el sueño y la salud general. No obstante, fuera del fuerte vínculo entre lácteos e intolerancia a la lactosa, aún no está claro cómo interactúan realmente la dieta y el sueño. Podría ser que se duerme mal por comer mal, o que se come peor por no descansar bien, o incluso que otro factor común esté afectando a ambos.
"Necesitamos estudiar a más personas de diferentes edades, de diferentes ámbitos sociales y con distintos hábitos alimenticios para determinar si nuestros resultados son realmente generalizables a la población general", sostiene Nielsen.
También hacen falta estudios experimentales para comprobar si las personas pueden detectar realmente los efectos de alimentos concretos en sus sueños.
"Nos gustaría realizar un estudio en el que les pidamos a las personas que consuman productos de queso en comparación con un alimento de control antes de dormir para ver si esto altera su sueño o sus sueños", concluye.
Y si eres amante del queso, la dietista-nutricionista Andrea Sorinas, especializada en obesidad, nutrición clínica y patologías digestivas, ha compartido las claves para elegir cuál es el más adecuado para ti.