Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello

Cada vez más jóvenes son diagnosticados de cáncer de cabeza y cuello: "Ha habido un cambio"

Mateo Bover, oncólogo de la Unidad de Cabeza y Cuello del Hospital Universitario 12 de Octubre. Cedida
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Durante años, el cáncer de cabeza y cuello ha estado únicamente vinculado al consumo de tabaco y alcohol. Sin embargo, en los últimos tiempos ha irrumpido un nuevo protagonista: el virus del papiloma humano (VPH). El cambio de hábitos sexuales ha cambiado el perfil del paciente y ha provocado un aumentado en el número de casos. La infección por virus del papiloma humano (VPH) provoca entre el 30 y el 70% de los tumores de orofaringe, un tipo de cáncer de cabeza y cuello.

"Este virus de transmisión sexual, hasta ahora conocido principalmente por ser el causante de la mayoría de los cánceres de cuello de útero en mujeres, ha pasado a ser también un importante factor de riesgo en los tumores de cabeza y cuello. De hecho, en países como Estados Unidos o en el norte de Europa, el VPH ya supera al tabaco y al alcohol como principal causa de este cáncer. Ha habido un cambio en las prácticas sexuales", explica el oncólogo Mateo Bover, de la Unidad de Cabeza y Cuello del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid).

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Qué es el cáncer de cabeza y cuello y a quién afecta

Este tipo de tumores se desarrollan en la llamada vía aerodigestiva superior, es decir, en las estructuras que utilizamos para funciones esenciales como respirar, tragar o hablar. "Lo que llamamos coloquialmente la garganta incluye en realidad la cavidad oral -lengua, encías, paladar, toda la zona de la boca-, la faringe, que interviene en la deglución, y la laringe, donde se encuentran las cuerdas vocales y que es fundamental para la voz y la respiración", aclara Bover. También se pueden ver afectadas las glándulas salivares y las cavidades nasales.

Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), en 2025 se diagnosticarán en España más de 10.600 nuevos casos de cánceres de la cavidad oral, orofaringe y laringe. Esta enfermedad figura entre las diez más frecuentes y el año pasado provocó más de 3.600 muertes.

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El papel del VPH: casos más jóvenes y un perfil muy distinto

Uno de los principales responsables del aumento de los casos en la última década es el cambio en las prácticas sexuales, especialmente en relación con el sexo oral. El VPH es un virus muy extendido, que infecta a más del 70 % de la población en algún momento de su vida, aunque en la mayoría de los casos no causa tumores. "El problema es que entre la infección y el desarrollo del cáncer pueden pasar más de diez años, por lo que ahora estamos empezando a ver las consecuencias de esos cambios", explica el especialista.

Este tipo de tumores causados por el VPH afectan, cada vez más, a personas jóvenes, sanas y que no han fumado ni bebido. "Es muy llamativo. Hace 15 años el perfil típico era un paciente mayor, muy fumador, bebedor, con problemas sociales y enfermedades asociadas. Ahora vemos gente joven, sin enfermedades previas, que desarrolla tumores por el VPH", señala Bover.

Mejor pronóstico cuando el tumor lo causa el virus

La buena noticia es que los cánceres asociados al VPH tienen, en general, mejor pronóstico. "Son biológicamente más sensibles a los tratamientos como la quimioterapia, la radioterapia o la cirugía. Además, al tratarse de pacientes más jóvenes, suelen tolerar mejor las terapias más intensivas, lo que también mejora los resultados", destaca el oncólogo.

"Hace 15 años el perfil típico era un paciente mayor, muy fumador, bebedor, con problemas sociales y enfermedades asociadas. Ahora vemos gente joven, sin enfermedades previas, que desarrolla tumores por el VPH"

Por el contrario, los tumores ligados al tabaco y al alcohol "son más resistentes al tratamiento y, además, afectan a personas que ya presentan otras patologías, lo que complica aún más el abordaje".

¿Qué síntomas deben hacernos sospechar?

Una llaga que no cura, un bulto que no desaparece, dolor al tragar, afonía persistente o dificultad para respirar son algunos de los síntomas más frecuentes. "En la boca puede presentarse como una lesión que no mejora en dos semanas. Si el tumor está en zonas más profundas, aparecen molestias al tragar o cambios en la voz. Y si hay ocupación de la vía aérea, puede haber dificultad para respirar. También los bultos en el cuello son señales de alerta", detalla el especialista.

La clave está en el tiempo. "Muchas infecciones de garganta comunes causan síntomas similares, pero si no mejoran en dos o tres semanas, hay que consultarlo", insiste Bover durante una conversación con la web de Informativos Telecinco con motivo del Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello, que se celebra cada 27 de julio. Además, en el contexto de la prevención, "la vacunación frente al VPH y la lucha contra el tabaco y el alcohol juega un papel fundamental", subraya.

Un cáncer que afecta a lo más básico: hablar, comer, respirar

El cáncer de cabeza y cuello impacta directamente en la calidad de vida, mucho más que otros tumores. "Diría que es el que más afecta al día a día. Ataca zonas que usamos para hablar, respirar y comer", subraya Mateo Bover.

Además, las intervenciones pueden generar alteraciones estéticas, necesidad de dispositivos como traqueostomías o sondas de alimentación, e incluso la pérdida del habla. "Lo que suele llevar a un aislamiento social. En España, donde la comida es tan importante socialmente, no poder comer de forma normal es muy duro. Y si el tumor afecta a la lengua o la garganta, hablar también se ve limitado".

Durante años, el cáncer de cabeza y cuello ha pasado desapercibido, en parte por el perfil del paciente, "que arrastra un fuerte estigma", señala el oncólogo. En este contexto, destaca el papel fundamental de entidades como la Asociación Española de Pacientes de Cáncer de Cabeza y Cuello (APC) para visibilizar la enfermedad y dar voz a quienes la padecen.

Prevención y avances

Los avances en el tratamiento han sido significativos en los últimos años. En los estadios iniciales (1 y 2), donde la supervivencia a cinco años alcanza el 80 %, han comenzado a introducirse nuevas herramientas como la inmunoterapia. "Llevamos cuatro décadas utilizando los mismos tratamientos en fases tempranas, pero ahora la inmunoterapia está demostrando ser prometedora. Se ha comprobado que, al incorporarla, el riesgo de recaída puede disminuir hasta un 30 %, lo que abre la puerta a curar aún más pacientes", destaca el oncólogo.

En los estadios más avanzados (3 y 4), donde la supervivencia cae al 40-50 %, o en los casos en los que el tumor reaparece tras el tratamiento, han surgido nuevas moléculas que también están mejorando la esperanza de vida. A esto se suman avances quirúrgicos como la cirugía robótica que permite tratar el tumor preservando funciones esenciales como el habla y la deglución, y reduciendo así las secuelas físicas y funcionales.

Retos: trabajo en equipo y lucha contra el estigma

El futuro del abordaje de este tipo de tumores pasa por consolidar un enfoque verdaderamente multidisciplinar. "No se trata solo del oncólogo. Son fundamentales los cirujanos, radiólogos, logopedas, nutricionistas, psicólogos… Todo un equipo implicado en tratar bien al paciente", subraya Bover.

Aunque cada vez más hospitales cuentan con comités específicos, aún queda camino por recorrer para que esta atención integral sea una realidad en todo el sistema. Y junto a ello, recuerda, es imprescindible seguir combatiendo el estigma: "Esto está empezando a cambiar, pero todavía nos queda mucho por hacer".