Saltarse la primera mamografía aumenta el riesgo de diagnóstico tardío y mortalidad por cáncer de mama
Un estudio sueco revela que omitir la primera revisión incrementa hasta un 40% la probabilidad de fallecer
Las mujeres que no acuden a su primera cita suelen mantener un patrón de ausencia en futuras pruebas
Las mujeres que no realizan su primera mamografía tienen más posibilidades de ser diagnosticadas con un cáncer de mama en fase avanzada y de morir por la enfermedad. Así lo demuestra un nuevo trabajo del Instituto Karolinska (Suecia), publicado en la revista científica BMJ.
Desde principios de los años 90, a las suecas se les ha ofrecido la posibilidad de hacerse mamografías periódicas, lo que ha contribuido a reducir la mortalidad por esta patología. Sin embargo, una proporción importante decide no acudir a la primera cita de detección.
Datos de tres décadas
La investigación se basa en información del programa sueco de cribado mamográfico y de los registros nacionales de salud, e incluye a casi 433.000 mujeres en Estocolmo entre 1991 y 2020, con un seguimiento de hasta 25 años. Los resultados muestran que el 32% rechazaron la primera invitación. Además, estas mujeres fueron menos proclives a participar en revisiones posteriores, lo que a menudo derivó en un diagnóstico más tardío y un peor pronóstico.
"Omitir la primera mamografía es un fuerte indicador de quién está en riesgo de detección tardía y mayor mortalidad. Nuestros resultados muestran que omitir la primera mamografía no es solo una decisión puntual, sino que a menudo marca el inicio de un patrón a largo plazo de no asistir a las revisiones", explica Ziyan Ma, primera autora del estudio y doctoranda en el Departamento de Epidemiología Médica y Bioestadística del Instituto Karolinska.
Riesgos multiplicados en fases avanzadas
Cuando las mujeres que evitaron su primera mamografía fueron diagnosticadas más adelante, el tumor se detectó con mayor frecuencia en etapas avanzadas. El riesgo de desarrollar cáncer en fase III fue 1,5 veces mayor, y en la etapa IV se elevó hasta 3,6 veces más en comparación con quienes sí acudieron. En el seguimiento de 25 años, casi el 1% de las que no participaron fallecieron por cáncer de mama, frente al 0,7% de las participantes, lo que supone un 40% más de riesgo de muerte.
Aun así, la proporción total de mujeres que desarrollaron la enfermedad fue similar en ambos grupos, en torno al 7,7%. Esto confirma, según los investigadores, que la diferencia en mortalidad se debe principalmente a la detección tardía y no a un mayor número de casos.
Un factor de riesgo modificable
Los antecedentes familiares siguen siendo un factor de riesgo conocido e inevitable en el cáncer de mama. Sin embargo, "nuestro estudio demuestra que no realizarse la primera prueba de detección conlleva un riesgo de mortalidad similar; sin embargo, a diferencia de los antecedentes familiares, este es un comportamiento que podemos modificar", subraya Kamila Czene, última autora del trabajo y profesora en el mismo departamento del Instituto Karolinska.
La investigadora añade que "dado que más del 30% de las mujeres no se realizan su primera prueba de detección, una mayor participación podría salvar muchas vidas. Dado que este grupo puede identificarse de forma temprana, décadas antes de que se produzcan las muertes, los profesionales sanitarios tienen la oportunidad de intervenir con recordatorios o apoyo para fomentar la participación".