Bienestar

¿Cuándo es el momento de ponerse un audífono?

El problema de no oír bien. Getty Images
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Decidir cuándo empezar a usar un audífono no es cuestión de seguir una regla fija, ni tampoco hay que esperar a que “cueste mucho oír”. Según Sonia Bajo, directora de audiología de RVALFA, la “línea invisible” aparece cuando la pérdida auditiva detectada empieza a afectar el día a día: ya no se observa solo en pruebas, sino en la comunicación, en el bienestar emocional o en el ámbito social. Si la audición deteriorada comienza a limitar cómo te relacionas con otros, ese es el momento para actuar.

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Hay además mucho más riesgo cuanto más avanza la edad, ya que según datos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología, la presbiacusia, que es consecuencia del envejecimiento del sistema auditivo, afecta aproximadamente al 30% de la población general entre 65-70 años, alcanzando al 80% de la población por encima de los 75.

Señales que no deben pasarse por alto

Existen varios indicios tempranos que sirven para delatar que el oído ya no está rindiendo como debe, y conviene valorarlos en conjunto, no como hechos aislados. Por eso, puede que sea el momento de plantearse una evaluación auditiva si necesitas que te repitan lo que dicen, si te cuesta seguir conversaciones en ambientes con ruido, si percibes voces desde otra habitación, o si familiares comentan que subes el volumen de la televisión más de lo normal. 

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También puede ser signo de alerta el agotamiento tras mantener charlas largas o empezar a evitar reuniones porque seguir la conversación resulta muy exigente. Cualquiera de esos síntomas, según los expertos de RVALFA, debe motivar una revisión auditiva urgente.

Esos signos coinciden con los primeros indicios reconocidos por la OMS para la pérdida auditiva relacionada con la edad: pedir repetición, subir más el volumen de la radio o televisión, dificultad para seguir conversaciones en grupo o en espacios ruidosos.

Las consecuencias de no anticiparse

Retrasar la adaptación de audífonos no agrava directamente la pérdida física en el oído, pero sí desencadena efectos negativos profundos. La experiencia clínica explica que una hipoacusia no tratada genera aislamiento: la persona empieza a evitar reuniones, compromisos sociales, y esa retirada con el tiempo refuerza la falta de estimulación sonora y cognitiva. La zona neuronal encargada del procesamiento auditivo recibe menos estímulos y pierde capacidad, lo que hace más difícil adaptarse cuando finalmente se coloca el audífono.

Más allá de lo social, esa degradación progresiva del sistema auditivo central se relaciona con un mayor riesgo cognitivo. En adultos mayores, la falta de estimulación auditiva agrava la demencia, al reducir la reserva cognitiva necesaria para el procesamiento del lenguaje y la memoria. La Comisión Lancet 2024 sitúa la pérdida auditiva como uno de los factores modificables más sólidos en la prevención del deterioro cognitivo y estima que el 8,2% de los casos de demencia podían prevenirse si se corrigiera. Sonia Bajo, de RVALFA afirma que cuanto antes se implante la prótesis auditiva, más fácil es adaptar el oído: el cerebro mantiene conexiones funcionales que favorecen la plasticidad.

En España muchos necesitan audífonos, pocos los usan

Este desfase entre necesidad y uso es real. Según los datos del EuroTrak España 2023, solo el 39% de las personas con pérdida auditiva utilizan audífonos, es decir, cuatro de cada diez afectados

Ese dato evidencia una barrera cultural y social: muchas personas temen la imagen de usar audífonos, los consideran símbolo de vejez o creen que no lograrán recuperar una audición “normal”. Flor Riesco, psicóloga de RVALFA, señala que la vergüenza y el estigma social siguen siendo obstáculos reales entre los mayores, aunque cada vez la edad de primera adaptación baja y el audífono se percibe más como un instrumento útil que como un signo de debilidad.

Una de las trabas es el coste. En el sistema sanitario español, los audífonos solo están incluidos como prestación en la Cartera Común Suplementaria para menores de 26 años y en casos de sordera bilateral. Eso deja fuera a quienes tienen pérdida auditiva unilateral o mayores de esa edad. Según FIAPAS, las ayudas de las comunidades autónomas existen, vinculadas a la renta o a límites de edad, pero son “graciables” y varían mucho según la región. Por eso muchas personas terminan costeando dispositivos privados.

No esperes a “oír mal del todo”

El momento de colocarse un audífono no es el día que ya “no oyes nada”, sino cuando la pérdida auditiva empieza a traspasar el ámbito de las pruebas y limita tu vida cotidiana. Las señales de alarma —pedir repetición, subir volumen excesivo, evitar charlas— no son caprichos: son avisos para actuar. Cuanto antes intervengas, mejor será la adaptación, más fácil evitar el aislamiento y más posibilidades de frenar el declive cognitivo. La evidencia, tanto clínica como epidemiológica, muestra claramente que la intervención temprana con prótesis auditivas no solo mejora la calidad de vida, sino que protege el oído, la mente y el vínculo social. No dejes para mañana lo que tu audición ya no puede permitirse esperar.