Cáncer

Cuando el cáncer te da una segunda oportunidad: la revolución silenciosa del cribado prostático

La prevención es clave contra el cáncer de próstata. Redacción Uppers
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Nick Jones, fundador del imperio Soho House, nunca pensó que una analítica rutinaria cambiaría su vida. Pero aquellos valores anómalos no acabaron con él, y pudo curarse de un cáncer de próstata. Además, la experiencia también le hizo replantearse su rumbo vital, decidir reducir su frenético ritmo de vida y volcarse en algo que considera más valioso que cualquier club privado: salvar otras vidas.

“Antes no sabía ni dónde estaba la próstata. Ahora no dejo de hablar de ella”, admite en una entrevista reciente a Times. Tenía 60 años, estaba en forma, no tenía síntomas y su agenda estaba repleta de eventos y apertura de nuevos clubes internacionales. Hoy dedica su tiempo a su nieta, a un pequeño colmado de barrio en Londres… y a hacer activismo por el diagnóstico precoz del cáncer que más mata a hombres en Europa tras el de pulmón.

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Solo en Reino Unido, 12.000 hombres mueren cada año por cáncer de próstata. En España, la cifra ronda los 6.000 fallecimientos anuales y más de 29.000 diagnósticos nuevos. Es el cáncer más frecuente entre los varones y, sin embargo, sigue envuelto en silencio. 

La diferencia entre saberlo y no saberlo

A Nick Jones, el PSA, que es una simple analítica de sangre, le dio la pista de lo que le pasaba. Le siguió una resonancia, una biopsia y, más tarde, una cirugía robótica que eliminó el tumor a tiempo. El susto no le ha hecho más débil, sino más ruidoso: “Yo no quiero que nadie se muera a los 62, cuando justo empieza lo bueno”, dice. Desde entonces, anima a todos los hombres a hacerse la prueba al cumplir 50, y mucho antes si tienen antecedentes o son afrodescendientes.

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Y no es el único. El exciclista Chris Hoy, diagnosticado de cáncer de próstata terminal con apenas 47 años, ha logrado protagonizar titulares con su recuperación. Lo mismo hizo hace años el presentador Bill Turnbull. El mensaje se repite: cuanto antes lo detectes, más opciones de vivir… y de vivir bien.

Algunos expertos, como el profesor Hashim Ahmed del Imperial College de Londres, sostienen que el cribado generalizado con PSA puede llevar a tratar tumores que nunca habrían sido letales, generando efectos secundarios graves como incontinencia o disfunción eréctil de forma innecesaria. Por eso abogan por una medicina más personalizada.

Pero desde organizaciones como Prostate Cancer Research y Europa Uomo, se responde con un dato aplastante: el 80 % de los hombres encuestados querría hacerse un cribado si se lo ofrecieran. La clave, dicen, es mejorar el sistema, no cerrarle la puerta a quienes sí podrían beneficiarse.

Hoy en día, hay nuevas pruebas como Stockholm3, que analiza múltiples biomarcadores en sangre, o técnicas de IA con micro-ultrasonido, que están cambiando las reglas del juego, ofreciendo diagnósticos más ajustados sin sobrediagnóstico.

¿Y en España? El silencio pesa más

A diferencia de otros países europeos, España no tiene un programa nacional de cribado para el cáncer de próstata, como sí ocurre con el de mama o colon. El sistema deja en manos del médico o del paciente la decisión de pedir una prueba PSA. Pero en muchos centros de salud, si el hombre no tiene síntomas, no se ofrece esta prueba. Y el cáncer de próstata, en sus fases iniciales, no da síntomas.

Es decir: la única manera de detectarlo a tiempo es tener este potencial problema de salud en mente. La buena noticia es que hoy se dispone de mejores herramientas para que ese cribado sea más preciso y menos invasivo. Desde 2019 se recomienda realizar una resonancia magnética antes de biopsiar, lo que ha reducido el número de hombres sometidos a procedimientos innecesarios. También se han perfeccionado las biopsias para minimizar el riesgo de infección o complicaciones. 

¿Y si pudieras decidir tú?

Nick Jones lo resume sin rodeos: “No todos los hombres querrán hacerse el test. Pero todos deberían poder elegir”. Y esa es la verdadera revolución: que la decisión no la marque la falta de información ni el miedo, sino el conocimiento.

Para el público sénior, esto no es ciencia-ficción: es una cuestión de tiempo, de vida y de calidad de vida. Hacerse la prueba, informarse, hablar con el médico y entender los riesgos reales sin alarmismos, pero sin negaciones, puede marcar la diferencia. Porque a veces, el cáncer no es el final de nada, sino el principio de una segunda oportunidad.