Bienestar

Cómo tratar con un padre o una madre que se está quedando sordo

Maqueta oídos
Una maqueta de un oído y un implante auditivoEuropaPress
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Ver que uno de tus padres empieza a tener problemas de audición puede generar dudas, frustración o incluso resistencia. No es fácil abordar ese tema, ya que son muchos los que no admiten lo que consideran un signo de envejecimiento o debilidad. Pero saber actuar con empatía, información y acompañamiento puede marcar la diferencia. Aquí tienes cómo hacerlo bien.

El primer paso es intentar que la evaluación auditiva forme parte de su cuidado general, que no suponga una acusación. Flor Riesco, psicóloga de RVALFA sugiere que en lugar de decir “oyes mal”, es más eficaz plantear la audición como una revisión más, igual que la vista o la presión arterial. De ese modo se reduce la carga emocional y los rechazos. Ello ayuda a disolver el estigma que muchos asocian con los audífonos como símbolo de vejez.

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Cuando decidas hablar con ellos, escoge un momento tranquilo, sin prisas ni ruidos de fondo, y expresa tu preocupación desde el cariño. Puedes decir que has notado que sube mucho el volumen de la televisión, que a veces no escuchan cuando otros hablan de fondo, o que les cansa seguir conversaciones largas. Ese tipo de observaciones concretas evita que su sensación sea que los estás acusando injustamente.

Señales útiles que hijos y familiares pueden detectar

Muchas personas mayores no son conscientes de que su audición ha empeorado. Sin embargo, hay pistas claras que nos pueden ayudar a verlo: que pidan repetición constante, que se les escape parte de lo que se dice en ambientes con ruido, que ele­ven mucho el volumen de la televisión, o que se cansen tras conversar. Cualquiera de esos síntomas debería impulsar a proponer una evaluación. FIAPAS recuerda que ese reconocimiento inicial permite abrir la puerta a la ayuda, no forzarla.

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En estudios oficiales se ve que la pérdida auditiva se desarrolla gradualmente: la presbiacusia, relacionada con la edad, comienza a hacerse evidente hacia los 50 años, con más incidencia a partir de los 65, aumentando su incidencia del 30% al 80% hasta los 75 años. Cuando esa pérdida permanece sin tratar, puede dificultar entender conversaciones o escuchar dispositivos de alerta. 

Estas son las principales causas de sordera. Foto de archivo.

Qué no hacer: errores frecuentes de los hijos

Algunas actitudes empeoran la situación. Por ejemplo, elevar mucho la voz o repetir frases a gritos tiende a distorsionar los sonidos y hace más complejo que la persona con pérdida auditiva comprenda correctamente. En lugar de eso, conviene hablar de frente, despacio, con frases claras, evitar interferencias sonoras y pausar si no se ha entendido algo.

Otro error común es restarle importancia al problema con frases como “es normal que no oigas tanto con la edad”. Esa minimización puede provocar resignación en la persona mayor y retrasar la intervención necesaria. En lugar de resignarse, lo más útil es insistir con cariño y acompañamiento, mostrando que hay soluciones y que el objetivo es mejorar su bienestar y conexión con los demás.

Por eso, si tu padre o madre consiente hacerse pruebas auditivas, el papel del acompañante es clave. Durante la adaptación, puede haber molestias, ajustes y rechazo inicial. En esos momentos el acompañamiento, la paciencia y una actitud constante de ánimo marcan la diferencia. Validar su malestar, no presionarlo y recordarle los beneficios puede facilitar que permanezca con el dispositivo.

También es vital que la familia se adapte, por ejemplo, hablando más claro, orientándose hacia la persona al hablar, disminuyendo los ruidos de fondo y asegurándose de que la persona con audífono capte el mensaje. Todo eso acelera la convivencia comunicativa y eleva la motivación para usar el audífono.

Más beneficios de actuar pronto

Retrasar la intervención auditiva no solo afecta lo social y emocional: también tiene implicaciones cognitivas. Estudios muestran que las personas con pérdida auditiva no tratada tienden a tener un deterioro cognitivo más rápido, porque el cerebro gasta recursos extras en escuchar y deja menos capacidad para memoria y razonamiento. 

Por el contrario, usar audífonos puede atenuar esa progresión. Un estudio francés de largo plazo comprobó que en adultos mayores el uso de audífonos retrasaba la pérdida de habilidades de comprensión del lenguaje.

En España, otro dato recalcable: según EuroTrak 2023, el 60% de los españoles con problemas auditivos no usa audífonos. Solo 4 de cada 10 afectados recurren a esta ayuda, pese a que el 96% de quienes los usan reportan que les permiten escuchar y entender mejor. 

Enfrentarse al hecho de que un padre o madre pierda audición es una tarea delicada. No basta con observar síntomas, hay que plantear la solución con respeto, acompañamiento y paciencia. Si se reconoce el problema, se actúa a tiempo y se busca apoyo familiar, el uso del audífono puede convertirse en una herramienta de conexión. Y más aún: puede contribuir a preservar su salud cognitiva, emocional y social. No se trata de imponer algo que les hace falta, sino ofrecer apoyo para que escuchen mejor su vida y sigan presentes en las conversaciones con quienes más aman.