Robbie Williams, problemas de visión por un medicamento para perder peso: "Podría quedarme ciego"
“Llevo un tiempo viendo borroso, y cada vez va a peor” afirma el cantante británico
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A sus 50 años, Robbie Williams vuelve a ser noticia, pero esta vez no por su música, sino por una revelación médica que ha servido para levantar la voz de alarma entre sus seguidores, pero también para resaltar una realidad médica relevante. El cantante británico ha confesado públicamente que su visión se ha deteriorado de forma preocupante y que teme llegar a quedarse ciego. Según él mismo ha declarado, esta pérdida de visión estaría relacionada con el uso de inyecciones para adelgazar.
“Llevo un tiempo viendo borroso, y cada vez va a peor”, explicó en una entrevista reciente recogida por medios como The Independent. El artista se refiere concretamente a tratamientos farmacológicos como la tirzepatida, principio activo de Mounjaro, un medicamento cada vez más popular para la pérdida de peso. “Durante un concierto, miraba al público y sabía que estaban allí, pero no podía distinguir las caras”, añadió. “Estaban allí… pero yo no podía verlas”.
¿Un efecto secundario inesperado?
El testimonio de Robbie Williams ha puesto el foco sobre una posible relación entre el uso de medicamentos basados en agonistas del GLP-1 (como la semaglutida o la tirzepatida) y problemas oculares. Aunque no existe todavía una evidencia sólida y concluyente de causalidad, sí que se han publicado estudios que alertan de una posible asociación.
En concreto, un estudio de 2024 detectó que los usuarios de semaglutida tenían hasta siete veces más probabilidades de desarrollar una enfermedad ocular poco común, aunque se trataba de una muestra reducida y no se estableció una relación directa.
Williams no ha dudado en advertir a otros sobre los riesgos potenciales de este tipo de fármacos: “No digo que le pase a todo el mundo, pero sí que la gente debe investigar. Yo solo quería perder unos kilos, y ahora no veo bien”.
Su relato resulta especialmente inquietante por su crudeza, además de por la relevancia del propio artista. En declaraciones recientes, el cantante ha explicado cómo notó que algo no iba bien: “Estaba en el escenario, dirigiéndome a un grupo de mujeres… pero no podía verlas realmente. Solo intuía que estaban allí”.
También detalló que ha tenido que cambiar la graduación de sus gafas, pero que incluso con corrección óptica, su vista no mejora. Se trata además de un tema importante para el artista, que no duda en afirmar que “No quiero asustar a nadie, solo compartir mi experiencia. Si esto va a más, podría quedarme ciego de un ojo. Y eso, para alguien que vive del escenario, es aterrador”.
¿Qué sabemos sobre estos medicamentos?
Los fármacos como Mounjaro (tirzepatida) o Wegovy (semaglutida) han ganado popularidad en los últimos años como herramientas efectivas para la pérdida de peso, especialmente entre personas con obesidad, aunque su prescripción sea para pacientes con diabetes tipo 2. Actúan imitando la acción del GLP-1, una hormona que regula el apetito y los niveles de glucosa.
Sin embargo, como pasa con cualquier tratamiento médico, no es un medicamento que esté exento de efectos secundarios. Náuseas, vómitos, estreñimiento o fatiga son algunos de los más comunes. Y, aunque los casos de visión borrosa no son frecuentes, existen suficientes testimonios, como el del propio Robbie Williams, como para que los expertos recomienden extremar la precaución a la hora de administrarlo.
Una llamada de atención
Más allá del diagnóstico médico, el testimonio de Robbie Williams tiene un fuerte componente humano. Su situación actual refleja la vulnerabilidad de quien, buscando mejorar su imagen o salud, se topa con consecuencias imprevistas. También plantea preguntas sobre la presión estética, la automedicación y los efectos a largo plazo de tratamientos que aún están en expansión.
Williams, con más de 80 millones de discos vendidos y una carrera de tres décadas, ha logrado mantenerse como una figura relevante en la música y el entretenimiento. Ahora, con esta confesión, se convierte también en un portavoz involuntario de los riesgos asociados a los medicamentos para perder peso. “No digo que no funcionen —afirma—, pero sí que es fundamental estar informado”.
