Salud mental

Ana Morales, sobre por qué estamos tan cansadas: "El ‘scrolling’ en las redes es el nuevo tabaco”

Mujer con un móvil.
Radiografía del cansancio en ‘Estado civil: cansada’ (Roca Editorial). (Getty)
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"No quiero", sería la respuesta casi automática que todos nosotros daríamos al cansancio. ¿Quién quiere estar así? En ‘Estado civil: cansada’ (Roca Editorial), la periodista y escritora Ana Morales (Madrid, 1982) hace una radiografía de las mujeres que están agotadas de estar agotadas.

El libro enumera, a lo largo de 272 páginas todo aquello que ha hecho que el cansancio femenino sea la norma en la sociedad actual. Una obra en la que la autora se apoya en reconocidos expertos para radiografiar las distintas claves que llevan a no poder con todo. En Uppers damos fe, eso sí, de que en esta conversación intentamos no cansar (demasiado) a Morales.

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¿Es estar cansada una cuestión de género?

Cansados estamos todos, seamos de uno u otro sexo, pero el caso de las mujeres es particular, porque se unen muchos factores, empezando por el puramente biológico. Las hormonas nos condicionan mucho.

En el libro aparece enseguida el pensamiento rumiativo de las mujeres como otro factor que suma cansancio

Hay estudios que indica que incluso desde la adolescencia las niñas tienen más pensamiento rumiativo que los niños. Lo que hace es que tengas siempre el cerebro en altera, que te cuestiones todo, que le des muchas vueltas a las cosas y eso agota a cualquiera, claro. La psicóloga María Jesús Álvaro lo compara con correr cuesta arriba. A lo mejor estás en tu mesa trabajando pero el desgaste a nivel mental tiene hasta consecuencias físicas.

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Hay hábitos de nuestro tiempo que también señalas en el libro, como la multitarea

Es un mal endémico de nuestro época. Creo que, además, se da en casi cualquier profesión en mayor o menor medida. Es un factor del que es difícil librarse porque tenemos muchísimo ‘inputs’ estimulándonos a la vez. Nos vendieron las nuevas tecnologías como algo que nos iba a hacer la vida mucho más fácil pero al final se han convertido en nuestras enemigas. Es habitual lo de tener mil ventanas del navegador abiertas a la vez en el ordenador, con el WhatsApp al lado, el correo abierto… esa hiperconectividad te agota.

Es curioso porque siempre se había considerado como algo positivo la capacidad de hacer varias cosas a la vez…

El cerebro tiene una gran plasticidad así que cuando le acostumbras a hacer varias cosas a la vez se adapta, pero en realidad es mucho más eficiente cuando hace las tareas de una en una.

¿Cómo podemos aislarnos de todos esos mensajes que nos dicen ‘mírame, revísame’?

La clave es invisibilizar esas tentaciones que tenemos. Expertos en gestión del tiempo me han recomendado establecer unos horarios para mirar el 'mail' y hacerlo solo en esos momentos. Para el móvil hay veces que ni el modo avión me funciona, tengo que alejarlo físicamente para evitar la tentación de mirarlo. El móvil es dopamina, te ofrece una recompensa rápida que al final te acaba enganchando. Hay quien habla del ‘scrolling’ (pasar de una actualización a otra en las redes sociales de forma compulsiva) como el nuevo tabaco.

Ana Morales, autora del libro 'Estado civil: cansada'

A todos estos estímulos que hay que revisar se unen las tareas inaplazables como cuidar de los hijos y también de los padres en muchos casos…

Sí, además, en el caso de muchas mujeres que están en esa generación ‘sándwich’ hay que incluir en el cóctel la menopausia. El mayor problema que tenemos las mujeres es que tenemos muy interiorizado el rol de cuidadora no solo de padres e hijos, sino que de todas las personas que están a nuestro alrededor…

¿Es aprender a delegar uno de los problemas?

Uno de los más importantes: las mujeres vamos sumando y sumando tareas, nos llenamos la mochila de forma silenciosa hasta que un día explotamos. Es mucho mejor dejar cosas en manos de la pareja, de una amiga… el problema es muchas veces la autoexigencia, con lo que la situación es una pescadilla que se muerde la cola. 

¿Hemos romantizado en exceso esa idea de que estar liadísima, currar 14 horas o pasarse el día en el trabajo es algo positivo?

Totalmente. Durante un tiempo ha cuajado mucho esa concepción de una persona que está todo el día trabajando porque tiene una vida plena, exitosa. Es como una medalla que te pones y que muchas veces hace que el acento se ponga más en lo que hacemos que en lo que somos. 

En un mundo así, ¿queda espacio para el descanso?

Se está empezando a hablar de la pereza restaurativa, de los beneficios de dedicar un día a no hacer nada, que en el fondo es algo valiosísimo para tu bienestar y para tu mente. Y de aquí sale una derivada, que es lo importante que es dormir. Dicen que es el mejor cosmético que hay pero en cambio no lo priorizamos nunca. 

¿Hay alguna hoja de ruta a seguir que nos pueda sacar del estado de cansancio perpetuo?

Dedicarte un poquito a ti misma, sacar un rato al principio del día para ti… Pueden ser únicamente cinco minutos en los que te tomas un café pero evitar esa multitarea de la que hablábamos antes y que te lleva a hacerlo mientras preparas el táper para la oficina o recoges la cocina… James Clear es el creador del concepto de los hábitos atómicos y explica que a veces nos ponemos objetivos poco realistas, que terminas abandonando y que al final no tienen ninguna repercusión en tu vida, así que creo que lo más inteligente es centrarte en pequeños cambios que, en conjunto, generan un ‘tsunami’ positivo en tu vida. Y que te llevan a sentirte menos cansada.