Los animales no pueden tener síndrome de Down aunque sí modificaciones genéticas

  • El síndrome de Down es una condición que solo puede producirse en humanos, ya que cada especie tiene su propia secuencia genética

  • Sí es posible que existan trisomías cromosómicas en diferentes especies, a veces con síntomas similares

¿Existen realmente los animales con síndrome de Down, o se trata de uno de tantos inventos que circulan por la red? De un tiempo a esta parte se han publicado algunas imágenes y textos en Internet en los que se documentan supuestos casos de animales con la “trisomía 21”. Sin embargo, se trata de informaciones incorrectas: no existe el síndrome de Down en ninguna otra especie, si bien éstas pueden sufrir anomalías genéticas, pero no la llamada “trisomía 21”, que solo existe en el caso de la estructura del ADN humano.

¿Afecta la “trisomía 21” a los animales?

La información genética de todo los seres vivos se encuentra en los cromosomas, que son estructuras formadas por ADN y proteínas, donde se encuentra la secuencia genética. Así, los seres humanos poseen 23 pares de cromosomas, y en el caso del síndrome de Down, éste se da cuando una persona tiene una copia extra del cromosoma 21 (es decir, tres en lugar de dos).

Cuando nos referimos al resto de especies, éstas también tienen cromosomas, pero sus pares varían en función de cada una de ellas, por lo que, aunque es perfectamente posible que se den trisomías cromosómicas en diferentes animales, no estaríamos hablando del síndrome de Down. Sí es cierto que pueden darse similitudes en cuanto a los efectos de este tipo de circunstancia, como dificultades cognitivas y fisiológicas, o anomalías anatómicas.

También es cierto que, tal y como ha asegurado el veterinario y fundador de PETA -una organización sin ánimo de lucro en apoyo de los derechos de los animales-, Heather Rally, “solamente en primates no humanos se ha detectado un síndrome hereditario similar al nuestro”. De hecho, asegura, los gorilas poseen una ADN igual en un 98 % al ADN humano.

Ello podría explicar por qué en este tipo de especies se ha dado el único caso conocido de forma de asistencia social hacia un miembro con discapacidad. Se trata, en concreto, de un caso registrado en Tanzania en 2015, donde una hembra de chimpancé cuidó durante casi dos años de su hija, que padecía un trastorno similar al síndrome de Down humano. En este caso, la bebé de chimpancé tenía las patas demasiado débiles como para poder alimentarse del pecho de su madre, algo que logró tanto con la ayuda de ésta como de su hermana.

No ocurre lo mismo con otras especies, donde se aísla y abandona a los animales nacidos con un síndrome de este tipo. En cuanto al caso del famoso tigre Kenny -uno de los casos más sonados de supuesto síndrome de Down en animales que ha circulado por la red-, se trata del resultado de un experimento fallido con el ADN de los tigres blancos.