Las secuelas y consecuencias del coronavirus pueden ser gravísimas. Lo hemos visto en muchas ocasiones. Y a veces, tampoco se explica la muerte de algunos pacientes. Es el caso de Belén. Poco se sabe aún sobre esas secuelas que le han costado la vida, enfermera del Bierzo que pasó 40 días en la UCI, de la que salió en mayo. Y ahora, cuando todo parecía superado, esta terrible noticia. Su muerte, de la que sus compañeros intentan recuperarse porque ha sido todo un schock. “Es un bombazo para todo el hospital, nadie se lo esperaba, era una chica linda por fuera y por dentro”, señalan sus compañeros que la dan un aplauso infinito para que lo oiga donde esté. Más de cinco minutos con la policía cortando la calle.
Porque todos pensaban que Belén se estaba recuperando no que estaba viviendo sus últimos días, el mazazo ha sido espectacular y vuelve a poner encima de la mesa los enigmas de un virus traicionero.
Hace cuatro meses los aplausos eran para celebrar que Belén salía de la UCI en el Hospital del Bierzo. A Belén los trombos le provocaron el fonal más trágico pero sus compañeros quieren que, al menos, el ejemplo de su muerte sirva para que se conozca la dureza de la enfermedad, porque ni siquiera un alta hospitalaria significa haber vencido al virus.
Belén se contagió trabajando en urgencias en los meses más duros de la pandemia, puede decirse sin retórica que ha dado su vida a cambio de la de los demás. Con solo 49 años.