Llevamos toda la semana avisando: el anticiclón que tenemos ahora mismo sobre la península nos abandona este viernes, para dar paso a una DANA unida a la masa de aire frío del Atlántico.
Este cambio no sería tan significativo sino fuese porque, hasta el jueves, los valores máximos que marcan los termómetros de todo el país son veraniegos. Estos cambios bruscos indicen directamente, para bien y para mal, sobre nuestra salud pero, ¿cómo?
Los cambios bruscos de temperatura, de los que no solemos ser conscientes, no provocan directamente la bajada de nuestras defensas, pero sí que se sequen las mucosas y sea más fácil que entren en nuestro organismo los virus, y con ello que nos pongamos malos con un resfriado común o la gripe estacional.
Este fin de semana, la llegada del frío, coincide con el cambio de horario. A partir de este momento, comenzará a amanecer antes y también a atardecer mucho antes. Que haya menos luz hace que la hormona de la felicidad, conocida como serotonina, disminuya, por lo que podemos estar mucho más decaídos.
En el que caso de que el frío venga acompañado con precipitaciones y nubosidad, los estudios indican que es más difícil concentrarse y aumenta el cansancio, sobre todo en casos de enfermedades autoinmunes, propensas a la inflamación de tejidos y articulaciones. Por ejemplo que duela la rodilla al llover.
Con el frio la piel necesita hidratación ya que si no se puede sufrir descamaciones, eccemas o roturas. Es muy importantes cuidarla y protegerla de la deshidratación. Además, los dermatólogos recomiendan incorporar cosméticos que actúen como barrera protectora contra la deshidratación.
Tiene algo positivo
El frío también puede aportarnos grandes beneficios. El frío es capaz de hacer que se activen unas grasas, conocidas como pardas, que hacen que se quemen las que provienen de la comida.
Además, aunque ya hemos explicado que la piel puede sufrir, siempre y cuando este bien hidratada, esto no tiene que ser así, incluso puede hacer un efecto lifting, ya que llega menos sangre a los vasos.