¿Cómo revisar los lunares de tu piel y actuar a tiempo frente al cáncer de piel?

  • Revisar nuestra piel es una tarea sencilla que podemos llevar a cabo nosotros mismos en busca de anomalías

  • Especialmente en el caso del cáncer de piel, la detección temprana es clave para intervenir con éxito

  • Es importante no dejar ni un centímetro de piel sin revisar, incluyendo el cuero cabelludo

Vigilar nuestra piel y realizar una autoexploración cada cierto tiempo es una forma sencilla y saludable de prevenir cualquier tipo de enfermedad cutánea. Especialmente en el caso del cáncer de piel, el diagnóstico temprano es básico para que la tasa de éxito aumente y consigamos que esta dolencia remita. Por eso es importante que sepas que puedes hacer uso de tus propios medios para identificar alteraciones o anormalidades que convenga revisar en manos de un especialista. ¿Cómo revisar los lunares de tu piel en casa y sin esfuerzo?

Cómo revisar los lunares de tu piel y prevenir enfermedades cutáneas

Existen determinados grupos de riesgo que, con más motivo, deben realizar autexámenes cutáneos cada cierto tiempo. Si trabajas expuesto al sol de forma habitual o si tu inmunidad se encuentra reducida, así como si has sido paciente de cáncer de piel en el pasado, seguir estos consejos puede ayudarte a detectar cualquier indicio de enfermedad y actuar cuanto antes.

Esto no significa que la autoexploración quede reservada para ellos: todos tenemos la capacidad (y la responsabilidad) de vigilar nuestro cuerpo en busca de lesiones sospechosas. Especialmente si eres de piel clara, someterte a un examen regularmente te ayudará a estar más tranquilo.

Para hacerlo, colócate desnudo frente a un espejo en una estancia con luz suficiente, y pide a una persona que te ayude con aquellas zonas de tu piel a las que no puedas acceder por ti mismo. También puedes usar un espejo de mano o de aumento para determinadas áreas. No olvides que la espalda y el cuero cabelludo también deben ser objeto de análisis.

A continuación, repasa poco a poco cualquier lunar, peca o imperfección. Muchas veces los cambios en nuestras manchas pueden ser un indicador de que algo está pasando, por lo que guardar cierta memoria de ellas (un diario, fotos...) es importante de cara a siguientes exploraciones.

Deberás examinar cara, orejas, cuello, pecho (también en la piel que queda por debajo de ellos) y abdomen. Sigue por las áreas debajo de sus brazos, ambos lados de los brazos, las palmas y partes superiores de sus manos, la piel entre los dedos y las uñas. También, mejor en posición sentada, revisa la parte delantera de tus muslos, las espinillas, la parte superior de los pies, la piel entre los dedos de los pies y sus lúnulas (raíz de las uñas). No olvides explorar la parte inferior de sus pies, pantorrillas y muslos, así como glúteos, área genital y todas las partes de la espalda.

En definitiva, por escondida que se encuentre un área de tu piel, la clave de un buen examen es no dejar ni un centímetro por revisar, y mantener un 'control de cambios' de la forma que nos sea más sencillo. En el caso del cuero cabelludo, un peine puede ser de gran ayuda.

En cuanto al mejor momento para hacerse un autoexamen de la piel, tal y como recuerda la web Cáncer.org, es después de bañarse o ducharse. Pon especial atención a las manchas más grandes, marcas de nacimiento, lunares de cierto tamaño y zonas con rugosidad o relieve.

Para que sepas bien qué estás buscando, estas son algunas de las formas más frecuentes en que se manifiesta el cáncer de piel:

  • Un nuevo crecimiento, mancha o protuberancia en la piel, que cambia o se expande.
  • Una úlcera que sangra y/o no sana después de varias semanas.
  • Una mancha roja áspera o escamosa, que podría sangrar o formar costra.
  • Un crecimiento parecido a una verruga
  • Un lunar (u otra mancha en la piel) que sea nuevo o cambie de tamaño, forma o color.
  • Un lunar con una forma extraña, bordes irregulares o áreas de diferentes colores.

Si notas algo raro, acude a tu dermatólogo para salir de dudas. En caso de sospecha, se realizarán pruebas para determinar si se trata de algo peligroso o no. En este punto es importante ofrecer información acerca de cuándo apareció la lesión, cómo ha evolucionado... Por eso es buena idea tomar fotos en cada revisión para que tanto tú como tu médico podáis comparar de forma objetiva los cambios que se hayan producido.