Cinco consejos para proteger tu piel del frío polar que llega a España

Estamos avisados: la primera semana de noviembre de 2021 llega una masa polar a España que va a provocar temperaturas invernales. Las condiciones ambientales complicarán la salud de tu piel a menos que le prestes atención extra estos días. ¿Sabes cómo hacerlo? Te recomendamos tener en cuenta estos consejos para proteger tu cutis del frío.

Entre los problemas que pueden surgir con el frío glacial de estos días están la descamación de la piel, la cuperosis, eccemas, arrugas… La rutina de limpieza, hidratación y protección son básicas para mantener la piel en buen estado y además, es fundamental prevenir incorporando cosméticos que actúen como barrera protectora contra la deshidratación.

Las prendas adecuadas para proteger tu piel

Ha llegado el momento de empezar a abrigarse, pero es importante elegir bien las prendas que usamos. No solo es importante que abriguen sino además deben están compuestas por tejidos transpirables, que eviten la acumulación de humedad, como son la lana o los tejidos técnicos. Olvida el algodón. De esta manera te evitarás las molestias de las irritaciones y posibles dermatitis causadas por el sudor.

No hay que olvidar abrigar las manos y las orejas, es importante porque carecen de glándulas sebáceas y al estar en contacto con el frío se resecan con mucha facilidad e incluso pueden llegar a descamarse.

Tu piel se seca y escama con los cambios bruscos de temperatura, por lo que cuanto menos expongas la piel, menos probable será que esto te pase. Esto ocurre porque se produce vasoconstricción y vasodilatación de los capilares, que provoca la aparición de cuperosis y arañas vasculares.

Rutina diaria de limpieza para proteger la piel

Antes de aplicar cualquier producto cosmético, es necesario que la piel esté limpia. Esta rutina se debe realizar por la mañana, para eliminar células muertas, y por la noche, para deshacerte de los restos de polución y maquillaje.

En esta época del año es importante dejar de lado las limpiadoras a base de jabón o alcohol, que resecan la piel, y cambiarlas por otras formuladas con ingredientes que respeten el equilibrio natural de la piel, calmantes, antiinflamatorios e hidratantes.

En cuanto a la higiene corporal y capilar, lo recomendable es tomar una sola ducha al día con agua tibia ya que el agua demasiado caliente o demasiado fría favorece la deshidratación.

Hidratación extra cuando llega el frío

Cuando llega el frío la hidratación es básica así que, si es necesario, se debe aplicar la crema o bálsamo varias veces al día y recurrir a las mascarillas hidratantes al menos una vez a la semana.

Lo ideal es utilizar cremas que refuercen la barrera protectora de la piel y que contengan ingredientes como el ácido hialurónico para captar y retener el agua, vitaminas A y E para frenar el envejecimiento celular y ácido ascórbico (vitamina C) para luchar contra los radicales libres. A la hora de aplicar la hidratante, hay que prestar especial atención a ciertas zonas: en el cuerpo, a codos y rodillas y en el rostro, a las áreas que están fuera de la zona T, porque son las menos grasas y tienden a resecarse con facilidad.

Protege siempre tu piel del sol

No hay que olvidar que aunque hayan disminuido los niveles de radiación solar, la protección es fundamental todo el año. El sol envejece las células de la piel.

En otoño e invierno seguimos expuestos a los rayos UV, así que tampoco olvides las gafas de sol y un labial protector para evitar que se te agrieten los labios. Como apunte: humedecerlos con saliva hará que a los pocos segundos estén más resecos. Lo ideal es llevar siempre contigo un bálsamo hidratante con factor de protección y aplicarlo las veces que sea necesario.

La salud de tu piel empieza en la alimentación

El consumo de ciertos alimentos también ayuda a mantener la piel hidratada y protegida de los agentes externos. Aprovecha los alimentos de temporada y llénate de vitamina C, que puedes encontrar en alimentos como el kiwi, la naranja, el pepino, o el brócoli y antioxidantes, que te proporcionan las lentejas, las espinacas, las uvas, la granada, la cúrcuma o las nueces. Y, por supuesto, no te olvides de beber agua.