El estrés postraumático de los sanitarios ante el coronavirus

  • "El trato al paciente de coronavirus ha sido un muy cercano, tenemos sus nombres grabados a fuego"

  • Ahora llegan las oleadas de enfermos crónicos, las cirugías...

Este martes se celebra el Día Internacional de la Enfermería. Una jornada que también sirve para poner en valor el sufrimiento que han pasado todos los profesionales sanitarios, que incluso han vivido situaciones tan dramáticas como ver morir a gente asfixiada por no tener respiradores libres o elegir quién vivía o moría. Recuerdan sus nombres, aunque fueran desconocidos, y los lloran en casa. Sin consuelo y con el miedo a contagiar a los suyos.

Porque son los que luchan con el coronavirus cara a cara a diario los que saben que saltarse las normas del confinamiento sale caro. Mata. Y lo hace de una forma cruel como pocas. Sin precedentes. Con el ahogo en el cuerpo y la soledad en el alma. Las situaciones límite pueden hacer que los sanitarios sufran estrés postraumático, entre otros problemas.

El testimonio de María, una médico interviniente con pacientes de coronavirus de un hospital de Madrid, que prefiere preservar su identidad, pone de manifiesto el estrés y la angustia a la que han estado sometidos. "Ver cómo el paciente ingresa, se pone enfermo en planta y vivir la muerte inesperada o injusta hace que vivas un mini-duelo con cada paciente, con una despedida. La persona que ha muerto no se te olvida. Los médicos tenemos los nombres de cada paciente grabados a fuego porque el trato al paciente de coronavirus ha sido un trato muy cercano. El contacto con ellos ha sido muy directo, pese al elevado número de pacientes que atendíamos”, señala María.

Ser testigo de la muerte de una persona puede ser un acontecimiento traumático. Los sanitarios, aunque están preparados para ello, no dejan de vivirlo con dolor, frustración y con cierta sensación de fracaso, ya que “nos educan para el cuidado y para salvar vidas” dice María.

"Cada paciente que se muere, es una situación de impotencia, de frustración por no poder hacer más por mantenerlo en vida. La situación se agrava cuando ves morirse a una persona por asfixia, es una situación angustiosa. Además, ver que no tiene a ningún familiar cerca para acompañarlo complica más la situación", explica a Informativos Telecinco Cecilia Martín Sánchez, psicóloga del Instituto de Psicología Psicode

"El trato al paciente con coronavirus ha sido más cercano porque los sanitarios eran conscientes de la soledad del paciente. Esta soledad del paciente en su marcha, conlleva que el profesional sanitario se implique mucho más emocionalmente en todo el proceso, desde que ingresa en el hospital hasta su despedida. Ser testigo de una muerte, la persona lo puede vivir como un acontecimiento traumático y desarrollar la sintomatología del trastorno de estrés postraumático. Estos casos necesitan intervención psicológica", añade la experta.

Algunos profesionales pueden sentirse culpables al ver un fallecimiento, pese a formar parte de su profesión, aunque no en todos los casos necesariamente. "No todas las personas dan las mismas respuestas, pero en muchas ocasiones, ante una pérdida, aparece la culpa por no haber podido hacer más. Esa emoción puede venir aún sabiendo racionalmente el profesional que no depende de nada que estuviera en su mano. Buscamos tener control sobre la situación, pensando en qué podríamos haber hecho más para evitarlo. La culpa no tiene por qué estar mucho tiempo, ni durante todo el día, a medida que pasan los días se disipa. Pero hay casos donde se complica y apunta a tener un duelo patológico", precisa Martín.

“Nadie te prepara para firmar 20 partes de defunción diarios. Esto complica bastante la aceptación y la superación. Todo va a depender de las estrategias de afrontamiento de la persona y de sus variables psicológicas. Lo que sí sabemos es que el estrés postraumático sí se cura, existen tratamientos validados para superar el estrés postraumático que han sido ampliamente estudiados", asegura la psicóloga.

Otra de las situaciones de las que habla María es de la situación angustiosa de tener sólo una llamada al día para contactar con la familia del paciente enfermo de coronavirus. "Te cogían el teléfono al primer tono, no sonaba más veces. Y notabas la ansiedad en la voz del familiar al otro lado del teléfono. Llamar para dar buenas noticias era muy emocionante, me dan ganas de llorar al recordarlo. Pero cuando tenías que comunicar malas noticias era horroroso”, recuerda la médico de Madrid. Los sanitarios no están habituados a trabajar sin dar la cara al familiar, sin explicar la evolución del caso clínico en persona.

¿Qué debe hacer un profesional sanitario para afrontar un episodio trágico? "Lo primero, hablarlo con las personas cercanas, no evitar el tema. Apoyarse en sus compañeros sanitarios, que están pasando por la misma situación y buscar ayuda psicológica. Que sean capaces de pedir ayuda. A muchos médicos les cuesta cambiar el rol, dejando de ser ellos los cuidadores y pasar a ser los pacientes necesitados de ayuda psicológica", señala Cecilia Martín.

María, cuenta, se contagió de coronavirus y tuvo que aislarse en casa sin trabajar durante 18 días. “Jamás me planteé mi vida sin trabajar. He pasado estrés por miedo al contagio y miedo al haberme contagiado, pero para mi lo peor de todo, con diferencia, ha sido el hecho de tener que estar en casa sin poder trabajar. He llorado mucho en casa pensando que había fallado a mis compañeros y a la sociedad en general en el momento en que más lo necesitaba. Me sentí muy culpable de haberme infectado”, señala. Otra de las cosas que está afectando mucho a los sanitarios es el rechazo social que han sentido muchos de ellos al convertirse en foco de contagio.

"Esto acaba de empezar"

“Después de la primera oleada sanitaria del coronavirus, ahora llegará la oleada asistencial de todos los pacientes crónicos complicados que no han sido atendidos en estos dos meses, después la oleada de pacientes leves que tienen cirugías y tratamientos pendientes y la última oleada asistencial de todas las consecuencias derivadas del manejo del estrés, la ansiedad y los duelos que ha originado el Covid19. Queda mucho trabajo por hacer, esto acaba de empezar”, dice María.

Los expertos creen que se debería incrementar la financiación de la atención psicológica de los sanitarios, como fondos de ayuda. "Igual que ellos nos están cuidando, también son ellos merecedores de que les cuiden los profesionales expertos. En esta pandemia son quizás el colectivo que más lo va a necesitar porque han estado y siguen aún en primera línea de intervención , viviendo situaciones muy duras en el hospital, viviendo cada duelo de cada paciente que fallece, contagiándose de Covid19 ( con el estrés y el estigma social que genera) y trabajando en condiciones muy precarias (sin medios de protección homologados) , lo cual desmoraliza e hunde al sanitario. Están agotados de las intensas y largas jornadas laborales y de todo el trabajo que les queda por delante", explica Martín.

Los psicólogos aseguran haber notado un incremento de consultas por parte de los sanitarios. "Todo pasa factura y la salud psicológica se resiente. La sobrecarga de trabajo con el paso de los días, que además de agotamiento físico se complica con las emociones revueltas por tantas pérdidas. El propio estrés y miedo al contagio, las llamadas a familiares con angustia, que tienes que comunicar malas noticias, el hecho de que esta situación ha venido de forma imprevista para todos, sin preparación y con la falta de recursos para trabajar... ¿Cómo no van a necesitar más ayuda?", apostilla la psicóloga.

"Ahora, además, ya dejamos de ser héroes. Se hablan cosas que no son ciertas sobre nuestro salario. Hemos cobrado lo mismo que siempre e incluso menos, porque hemos tenido que hacer turnos de 12 horas, en lugar de ocho porque la mayoría nos hemos contagiado y hemos estado de baja que han sido reconocidas como “enfermedad común”, cobrando menos ese mes. Hemos trabajado sin mascarillas ni medios de protección homologados, con desinformación, contratos precarios, sin test para cribar e incluso muchos de mis compañeros sanitarios aún no han podido hacerse un test para saber si han pasado o no el covid. Tenemos una sensación de injusticia tremenda y estamos agotados, con todo el trabajo que nos queda por delante”, concluye la médico. Los profesionales sanitarios ven sufrir, y también sufren. Y mucho.