Un experto sueco asesor de la OMS propone la propagación controlada del coronavirus en menores de 60 años y proteger al resto

  • Considera que el distanciamiento social es más importante que las mascarillas

  • En Suecia, las mascarillas no son obligatorias

  • Dice que la pandemia puede estar con nosotros entre tres y siete años

Nadie descarta que es lo que se esté haciendo sin decirlo abiertamente, pero el epidemiólogo sueco Johan Giesecke, apuesta porque las autoridades permitan la propagación "controlada" del coronavirus entre los menores de 60 años para centrar sus esfuerzos en proteger a los más mayores y a otros grupos poblacionales vulnerables, afirmó el epidemiólogo sueco Johan Giesecke.

Giesecke, que entre 2005 y 2014 fue el primer jefe científico del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, sigue siendo consejero del Gobierno y es, además miembro del Grupo Asesor Estratégico y Técnico para Riesgos Infecciosos (STAG-IH) de la Organización Mundial de la Salud.

Giesecke realizó estas declaraciones ante un comité parlamentario irlandés donde presentó al virus como una "amenaza" para la democracia, pues ha "otorgado a algunos un poder que no tenían antes". No solo eso, las claves para poder lograr vencer al virus deberían ser la cohesión social y la estabilidad política - trágicamente en España fallamos en ambas- y seguir los consejos de las autoridades sanitarias -aquí en España tampoco cumplimos como deberíamos las normas-.

Giesecke destacó que en su país, Suecia, por ejemplo, "no hay ley alguna" que impida a la ciudadanía salir a la calle: "La policía no te va a detener. Se trata de decirle a la gente que debe mantener la distancia social, lavarse las manos con frecuencia, estar en casa y aislarse si se encuentra mal. Cuando el Gobierno lanzó esas recomendaciones a mediados de marzo, el número de infecciones por contacto cayó un 70%". En España seguimos viendo fiestas y botellones, reuniones familiares y sociales.

Todo ello, insistió, sin necesidad de introducir "leyes de emergencia" porque la "gente ha seguido haciéndolo" y, en realidad, "lo bueno" es que "no hemos cambiado nada en seis meses, mientras que otros países han activado y desactivado confinamientos y restricciones".

No es la primera que este experto levanta ampollas. En mayo en una entrevista con Infobae, el experto dejó claro "que no importa lo que uno haga, todos se van a contagiar de todas formas”.

"El distanciamiento social es más importante que las mascarillas"

El riesgo es que la ciudadanía "se olvide del distanciamiento, que es más importante que las mascarillas", las cuales no son obligatorias en Suecia, "ni siquiera en la escuela", dijo hoy Giesecke, que señaló que la evidencia científica sobre la eficacia de las protecciones faciales es "muy débil". En cambio sí dio importancia al uso de equipos de protección personal (EPIs) entre el personal de residencias de ancianos, al que deben realizarse también frecuentes test para detectar a los asintomáticos.

Reconoció que es "imposible" frenar totalmente los contagios en los centros de cuidados de mayores, aunque es necesario "mantener la propagación tan baja como sea posible" y concentrar esfuerzos en "estos sitios", donde, al menos en Suecia, se ha registrado "la mayoría de los fallecimientos".

"Se debe aumentar la frecuencia de los test en las residencias y perseguir una política de rastreo de contactos agresiva. Es mucho trabajo y tampoco es útil al cien por cien, pero reduce los muertos, que debe ser el principal objetivo de nuestros esfuerzos", subrayó Giesecke.

En cuanto a las campañas de pruebas masivas entre el mayor número de población posible, el experto dudó de que el porcentaje de participantes sea lo suficientemente alto como para garantizar la eficacia de esta estrategia. "Irlanda es un país democrático. Seria difícil hacerlo obligatorio. Tampoco lo sería en Suecia, donde, por ejemplo, no es obligatorio que se hagan tests los que han estado en contacto con positivos", dijo. Giesecke concluyó su intervención instando a la ciudadanía a permanecer vigilante ante "las decisiones antidemocráticas" de aquellos "que recurren a leyes de emergencia cuando no son necesarias".

Asimismo, se mostró pesimista respecto al fin de la crisis de la Covid-19, una enfermedad con la que "debemos aprender a vivir" durante quizá "tres, cinco o siete años", a menos que "haya una "buena vacuna para Semana Santa, cosa que dudo. Esta enfermedad se propaga como un incendio, y lo que uno hace no cambia demasiado. Todos se van a contagiar el virus. Todos en el mundo al final. Hasta que haya una vacuna".

Las manifestacione se producen cuando el virólogo Christian Drosten, científico de referencia y asesor del Gobierno alemán en temas de coronavirus ha advertido de que la pandemia no ha hecho más que empezar y ha instado a “cambiar cosas” para poder afrontar la situación que viene en los próximos meses. "La pandemia de verdad llega ahora. También aquí. Como mucho, podemos hablar de las lecciones de la primera ola en Europa", ha dicho en una entrevista para la Cumbre Mundial de la Salud que se celebrará en Berlín del 25 al 27 de septiembre de forma semipresencial.