7 cosas que hacemos por las mañanas y que nos hacen empezar el día con mal pie

  • Tener una rutina de mañana no solo es beneficioso para tu salud mental, sino que también te ayuda a ser más productivo y a ahorrar tiempo

  • Desde primera hora de la mañana realizamos pequeñas conductas que nos quitan energía y nos hacen afrontar la vida con estrés y ansiedad

  • Te explicamos siete hábitos matutinos negativos y cómo cambiarlos: mirar el móvil, organizar a última hora tu día o salir de casa como un robot

Hay dos clases de personas: las que madrugan y se despiertan a las siete de la mañana felices, descansadas y con una energía apabullante, y las que apagan la alarma, se abrazan al edredón y odian al mundo entero. Pertenezcas al grupo al que pertenezcas, nuestra rutina de mañana tiene el poder de condicionar el resto del día.

No siempre es fácil comenzar el día con buen pie. Las prisas, los horarios laborales y el estrés hacen que nuestra prioridad a primera hora sea ducharnos y vestirnos corriendo. Sin embargo, construir una rutina matutina saludable no solo es beneficioso para la salud mental y el rendimiento, sino que también ayuda a simplificar nuestra vida y ahorrar tiempo. La gran pregunta es cómo construir esa rutina.

Para empezar el día de una forma plena, el primer paso es ser conscientes de esos pequeños hábitos que nos quitan energía desde primera hora de la mañana. Si nada más despertarnos ya estamos agotados psicológicamente, es inevitable que el resto del día nos sintamos apagados y hastiados. Pero, ¿qué es lo que provoca ese cansancio emocional?

1. Amanecer pegado al móvil

El gran error –que todos cometemos– es mirar el móvil nada más despertarnos. Es inevitable, porque apagamos la alarma y vemos todas esas notificaciones pendientes. Entramos en WhatsApp, después en Gmail, luego cotilleamos un poco en Instagram y en Twitter, y acabamos perdiendo entre quince minutos y media hora que podíamos haber dedicado a otra cosa más enriquecedora.

Además de esa pérdida de tiempo, la necesidad de estar conectados puede aumentar el estrés diario asociado al trabajo. Si tu horario laboral es de 08:00 a 18:00, ¿qué necesidad hay de contestar a tu jefe o meterte en tu correo electrónico del trabajo a las siete de la mañana?

Por otro lado, la comparación en redes sociales puede ser muy dañina para nuestra autoestima, y exponernos a ella desde primera hora provoca una sensación de culpabilidad y frustración que perdura el resto del día.

2. Organizar el día a última hora

El siguiente error es levantarnos sin tener organizado el día, lo que nos obliga a planificar todo en el último momento. Para evitar este estrés innecesario, saca tu agenda la noche antes y apunta todo lo que necesites hacer la mañana siguiente. También puedes decidir la ropa que te vas a poner y dejarla en el baño, para tenerla accesible justo después de ducharte, e incluso preparar los ingredientes para tu desayuno. Ahorraras tiempo y energía mental.

3. Empezar el día con el estómago vacío

No hace falta que desayunes un bol de avena con frutas y crema de cacahuete. La vida real no es un vídeo de postureo de YouTube y ni tenemos tiempo, ni tenemos hambre, ni tenemos dinero para comprar té matcha ceremonial, semillas de chía ecológicas y aguacates todos los días. Pero sí es importante nutrir nuestro cuerpo por la mañana para evitar encontrarnos fatigados durante el resto del día, así como sufrir una bajada de azúcar o de tensión.

¿Qué puedes desayunar? Una tostada integral con tomate y un zumo de naranja, un bizcocho de plátano que hayas hecho el fin de semana con un café, una infusión y una pieza de fruta…. Hay muchas opciones asequibles y fáciles de preparar aunque vayamos con prisa.

4. No beber suficiente agua

No sólo es importante desayunar, sino que también debemos estar hidratados. Beber agua es muy importante para una correcta salud física, y a primera hora los beneficios son todavía mayores: favorece la expulsión de toxinas en la orina, activa el metabolismo, reduce los efectos negativos de sustancias como el alcohol (por eso es tan importante beber agua si tienes resaca), mejora el nivel de acidez del estómago y protege músculos y articulaciones. ¿Todavía tienes motivos para no beber un buen vaso de agua por la mañana?

5. Dejar la cama sin hacer

Hacer la cama no sólo sirve para tener nuestra habitación ordenada. También promueve una sensación de autoeficacia, y es que al realizar una tarea tan básica como estirar las sábanas y colocar la funda nórdica y las almohadas, nos percibimos como más eficientes, comenzando el día con la mentalidad de que somos capaces de organizarnos. Menos caos en el hogar, más calma emocional, y no pongas excusas que sólo se tarda un minuto.

¿Pero y qué pasa con el estudio de la Universidad de Kingston que demostró que es mejor no hacer la cama? Aquella investigación de 2005 sostenía que, al dejar la cama sin hacer, ésta se ventila lo que favorece la muerte de ácaros, que son un caldo de cultivo para las alergias. Sin embargo, lo que genera las alergias son las proteínas del esqueleto de los ácaros y sus excrementos, y ambos están presentes incluso cuando el ácaro muere, así que el estudio fue criticado por su falta de rigor.

6. Descuidar tu higiene

Cuidar la higiene no es simplemente darte una ducha rápida a primera hora de la mañana. Hay otros hábitos que también cuidan tu cuerpo. Por ejemplo, utilizar un gel no abrasivo, sobre todo en la zona genital (algunos expertos recomiendan utilizar jabones específicos o simplemente agua), dejar de frotar tu pelo como si quisieses arrancártelo y masajear tu cuero cabelludo con más delicadez (esto es todavía más importante en otoño para prevenir la caída típica de estos meses), hidratar tu piel (tanto del rostro como del resto del cuerpo) y lavarte los dientes (durante la noche se acumulan bacterias, ácidos y placa dental).

7. Ir trabajar como un autómata

Llega el momento de salir de casa. Como te conoces el camino a la estación de bus o a la parada de metro, sacas el móvil del bolsillo y revisas tus redes sociales. Te subes al transporte público y esos quince minutos pasan tan rápido que ni te das cuenta. La vida es eso que ocurre mientras cotilleas cómo la viven otros, mientras lees noticias que en realidad te están desinformando, y mientras discutes en Twitter con alguien que opina diferente.

Son pequeños hábitos que realizamos de forma automática porque los hemos implementado en nuestro día a día. ¿Cómo romperlos? El primer paso es dejar de lado las redes sociales por la mañana, porque desgraciadamente están cargadas de una negatividad muy contagiosa. El siguiente paso es ser más consciente de tu entorno. Fíjate en la gente que va contigo en el metro, en si alguien está leyendo un libro y busca el argumento, en las conversaciones de la gente. No es cuestión de ser cotilla, sino de observar lo que nos rodea para poder apreciarlo.