Verena, la joven que sufre tos continua como consecuencia del covid

  • Verena se contagió en octubre y sigue con secuelas como la tos

  • No puede ir a clase, quedar con sus amigos o asistir a danza

  • Ningún médico es capaz de dar un diagnóstico a la adolescente

Os imagináis lo que es toser continuamente. Es lo que le pasa a Verena, una adolescente de San Javier, Murcia. En octubre pasado se contagió de covid y desde entonces la tos le impide hacer vida normal. No puede ir a clase, quedar con sus amigos o asistir a danza.

Verena se contagió en un brote en su centro educativo. “Llevaba tres días encontrándome mal, a la mañana siguiente me desperté y no podía parar de toser, hasta ahora”, relata Verena.

Por increíble que parezca, la joven desde entonces no puede asistir a clases y ha perdido el ritmo de sus compañeros. La tos que sufre es constante, cada dos minutos, relatan el diario La Opinión de Murcia, que se ha hecho eco de sus historia.

La joven acude a las clases online y da un refuerzo con clases particulares por las tardes. “Lo que antes estudiaba en media hora, ahora tardo el doble. Lo que tengo claro que es quiero sacar el curso a la vez que mis compañeros”, afirma.

Comer tampoco es fácil para ella debido a la tos. Dice que solo controla la tos cuando bebe y cuando duerme. “Aunque a veces, de noche me entra un ataque fuerte de tos y ya no puedo volver a conciliar el sueño”, explica al citado diario.

Durante este tiempo, la joven y sus padres han visitado varios médicos y ninguno le da una solución definitiva. Le han planteado varias opciones: desde un problema oído y laringe, hasta un tic nervioso. Los doctores apuntan a que lo más probable es que su cerebro esté mandando una señal errónea a su cuerpo.

No solo la tos

Además de la tos continua, la joven ha perdido visión y audición y sigue sufriendo mareos, inflamación articular, dolor de cabeza y aún no ha recuperado el gusto ni el olfato.

Sus padres denuncian que en la Seguridad Social no se le ha dado “la suficiente importancia al caso” y piden celeridad entre prueba y prueba. “Lleva seis meses viviendo una pesadilla” y sigue haciéndose análisis.