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Las altas temperaturas alcanzadas en buena parte de España durante los meses de verano son responsables de algo más de un millar de fallecimientos cada año.
El cambio climático y la desertificación de algunas zonas se encuentran detrás de una subida generalizada de los termómetros en todo el planeta. La litoral mediterráneo es junto con América del Sur una de las regiones que más sufren los efectos del calor en cuanto a número de muertes.
La mayoría de defunciones provocadas por el calor intenso las sufren personas que ya padecían algún tipo de patología previa. Por su parte, las olas de frío se llevan la vida de una media de 1.100 personas al año pero su mortalidad es mayor debido a que se producen durante menos tiempo y el número de muertes es similar a la cifra de fallecimientos por calor.
Desde el año 1983, las muertes por culpa del calor se han reducido de forma muy representativa. Si en la década de los ochenta los decesos por altas temperaturas representaban el 14% de los fallecimientos, ahora la cifra oscila entre el 1% y el 2% de las muertes durante el verano.
Los expertos señalan que esta disminución se debe principalmente a los planes de concienciación del Gobierno y a un incremento en la responsabilidad de la ciudadanía que ahora es más consciente de los riesgos que implican exposiciones prolongadas a altas temperaturas.
Tras décadas de mejora en el número de fallecimientos provocados por las olas de calor, el cambio climático hace temer por un cambio en la tendencia. El primer aviso se produjo en el año 2003 cuando una ola de calor en Europa dejó 13.000 muertes sólo en España.
A nivel global, se estima que cada año mueren en todo el mundo 100.000 por culpa de los efectos del cambio climático. Un estudio a escala mundial desarrollado por un instituto londinense, ha establecido una conexión entre el calentamiento global que sufre el planeta y un aumento de la mortalidad especialmente virulento en los países de la cuenta mediterránea.
A pesar de que toda la población debe ser consciente de los riesgos que implican las altas temperaturas, los niños, las personas mayores, los enfermos y los trabajadores al aire libre son los colectivos más vulnerables al calor.
El calor también puede influir negativamente en el pronóstico de personas con patologías como el Alzheimer o Parkinson. Por otro lado, las mujeres embarazas son otro de los colectivos que deben tener especial cuidado durante las olas de calor ya que las altas temperaturas son una de los causantes de partos prematuros.