Es muy parecida a otras alergias: lo normal es padecer picor, dolor y enrojecimiento en la piel. No obstante, existen distintos tipos de patologías relacionadas con el sol que van más allá de los granitos.
Erupción polimórfica lumínica (EPL)
Este 'palabro' tan largo no es más que los pequeños bultitos o pápulas que surgen en el escote, hombros y cara con los primeros rayos de sol del verano. Las más perjudicadas son las mujeres puesto que surgen por detonantes hormonales cuando se pone de por medio el sol. Lo notarás a las dos horas de tomar el sol. Aunque se puede prevenir teniendo mucho cuidado con la protección solar, el tratamiento para curar este tipo de erupciones es a base de corticoides y antihistamínicos de vía oral, siempre prescritos por un médico.
Urticaria solar
¿Tienes varios picotazos de avispa en la piel? Puede que no haya sido un insecto. La urticaria solar, si bien es más improbable que la anterior, tiende a salir en forma de habón con solo estar unos diez minutos expuesto al sol. Suelen salir en escote y cara, aunque ninguna parte del cuerpo está exenta de sufrir esta urticaria al cien por cien. Aunque en agosto o septiembre el sol no es tan 'picante', pero esta enfermedad puede producirse igualmente.
Olvídate de cremas en este caso, porque la inflamación es tan profunda que la loción no alcanzará a tratarlas.
Prurigo actínico
Es recurrente en niños, sobre todo, en los que han tenido algún que otro 'encontronazo' con la radiación solar. Aunque no es una alergia como tal, es una reacción inflamatoria con formación de lesiones nodulares, pápulas y placas persistentes. Aunque suele remitir por completo durante la adolescencia y la juventud, en ocasiones puede persistir hasta edades más avanzadas.
Los filtros solares, si se utilizan habitualmente, ofrecen cierta protección, pero si tienes esta enfermedad, lo más seguro es que tengas que utilizar un tratamiento de corticoides tópicos.
Porfiria
No es muy probable, pero te puede pasar. La porfiria es una excesiva sensibilidad en la piel por culpa del sol. Si sales de casa con esta enfermedad, lo más seguro es que tengas que curarte unas ampollas bastante desagradables e incómodas. ¿La mejor cura y prevención? No salir de casa en los días en los que pegue el sol.