Las setas, muchos pros y pocos contras para convertirlas en la guarnición perfecta

Eva Cánovas (@dietaconsalud) 07/12/2015 10:38

No es lo mismo una seta que un hongo: el hongo es todo, desde la parte subterránea, que se llama micelo, hasta el órgano reproductor del hongo, que es la seta. Con calor y humedad, el micelo tiene un crecimiento vegetativo, pero cuando bajan las temperaturas el hongo se estresa e inicia un crecimiento reproductivo. Por ello, produce la seta, encargada de soltar esporas que harán posible la aparición de nuevos micelos.

Numerosos aficionados a las setas emplean su tiempo en formarse para ser auténticos expertos en el campo; otros las degustan, visitando restaurantes en los que se ofrecen de temporada y con gran seguridad su consumo. Por el contrario, hay personas a las que no les gusta su sabor o tienen miedo a la posibilidad de ser intoxicados probando alguna variedad desconocida.

Lo cierto es que las setas deben despertar respeto, y con ellas es necesario seguir unas medidas de prevención lógicas y claramente estipuladas por la seguridad alimentaria. No podemos recolectarlas sin conocimientos, ni jugárnosla si tenemos dudas. Pero si las adquirimos en un establecimiento reconocido o las comemos en un restaurante deberíamos liberarnos de ese pensamiento y disfrutar de ellas.

Hay variedades seguras y aptas para el consumo cotidiano a las que tenemos acceso en cualquier mercado o tienda.

Y para los que las rechazan, ahí van unos cuantos motivos que pueden ayudar a verlas con otros ojos. Aquellos apasionados de su sabor tendrán más argumentos para defenderlas a capa y espada:

  • Son ricas en agua y minerales: Su composición en agua representa entre el 82 y el 92%. Destacan por su composición en selenio (20mg por cada 100g de peso). Este mineral es un gran antioxidante, previene la degeneración celular, favorece la fertilidad y nos limpia de tóxicos. También cuentan con cobre, que refuerza nuestro sistema inmunológico, el sistema vascular y el nervioso. El fósforo (1,5%) es necesario en la formación de dientes y huesos. El potasio(1,5%) aumenta la eliminación de líquidos por micción. Al carecer las setas de fitatos, unos componentes que reducen la absorción del hierro, lo asimilaremos más que en otros vegetales.
  • Contienen vitaminas y oligoelementos: En ellas encontraremos cloro, azufre, boro, magnesio y cinc. Además son bajas en sodio. Las vitaminas A, B1, B2, B3, B6 y C se encuentran entre sus nutrientes. Estas vitaminas harán que tengamos las defensas en guardia, la vista ajustada y los nervios controlados. Además de unos huesos, pelo y uñas perfectos.
  • Son bajas en calorías, hidratos de carbono y grasas: Si quieres cuidar tu línea, tenlas como aliadas. Fíjate que poquitas calorías tienen los hongos más destacados por cada cien gramos: El champiñón, 15 Kcal.; el Rebozuelo, 23 Kcal.; el Boleto, 25Kcal.; el Níscalo, 27Kcal.; el Boleto, 25 Kcal., y la Armilaria, 35Kcal. La Trufa es la más calórica y más codiciada, con 56 Kcal. por cada cien gramos. Únicamente aportan entre un 1 y un 3% de hidrato de carbono y un 1,5% de grasas. ¡Hay que aprovecharlas para estar nutridos y controlar la línea!
  • Nos dan sensación de saciedad: Son una carne vegetal con proteínas de alto valor biológico, que nos darán sensación de saciedad. Su elevado contenido en fibra, además, favorecerá el tránsito intestinal previniendo la aparición del estreñimiento. En dietas de adelgazamiento van genial porque nos dejarán satisfechos.
  • Activan la actividad cerebral y nerviosa: Por su contenido en fósforo ayudan a realizar las actividades mentales y evitar el estrés. Ideal para estudiantes.
  • Tu sangre estará en perfecto estado: Son perfectas para las anemias por su alto contenido en hierro, así que te ayudarán a prevenir y tratar dicha carencia además de combatir la fatiga asociada. Fluidifican la sangre y protegerán las arterias. Ayudan a prevenir muchas enfermedades circulatorias como son las taquicardias y los ataques cardíacos o la aterosclerosis, la apoplejía y otras muchas relacionadas con una mala circulación.
  • Nos blindan frente el colesterol y la hipertensión: La gran cantidad de fibra que contienen, que hace que el colesterol no se absorba. Destacan en este aspecto los champiñones.
  • Refuerzan el sistema inmunológico: Gracias a las vitaminas, oligoelementos y minerales como el cobre, que ayuda a mantener en buenas condiciones el sistema inmunológico, no nos tendremos que preocupar de caer enfermos cuando bajen las temperaturas. Sobre esta cuestión resalta la seta Shiitake, que procede de Japón y China. Estimula los glóbulos blancos encargados de neutralizar la invasión por parte de bacterias o virus. Es muy rica en sabor y puedes hacer con ella auténticas delicias culinarias.
  • Ayudan a prevenir el cáncer: Por su gran concentración en sustancias antioxidantes como el selenio, previenen la formación de tumores. Especialmente resalta en este aspecto la seta Reisi, que se utiliza en medicina alternativa para diferentes dolencias o prevención de otras patologías, y que suele consumirse en infusión. También destaca la seta Maitake, que contiene lentinano y fracción D, dos sustancias que evitan la metástasis de algunos canceres.

Pero ten mucho cuidado por las siguientes razones:

  • Sin miedo pero con respeto. No podemos aventurarnos a su recolección y consumo sin conocimientos. Hay muchas variedades que se parecen y nos podemos intoxicar fácilmente. Vete a las variedades seguras y comunes y no sin antes tener cierta formación. Si no, lo mejor es que se lo dejes a los expertos que nos ofrecen todos los años en tiendas y restaurantes grandes manjares.
  • Por su contenido proteico su digestión es parecida a la de la carne. Para su mejor digestión acompáñalas de hortalizas crudas que neutralizarán el efecto acidificante de las setas.
  • En grandes cantidades son indigestas: Contienen macromoléculas como la quitina, presente en los crustáceos, que dificultarán la digestión. Es mejor tomarlas en cantidades pequeñas y varias veces a la semana. Lo ideal es incluirlas en algún plato tipo pasta, arroz o guiso o ponerlas de guarnición y beneficiarnos de sus propiedades.
  • Si las consumes frescas no las tengas más de siete días en el frigorífico y en la parte inferior. Te propongo que para disponer de ellas cuando no estén de temporada las dejes secar, las congeles o te hagas una conserva de setas en aceite de oliva. De esta forma respetarás sus propiedades nutricionales y podrás disfrutar de su sabor en cualquier momento.