"No sabemos si alguna vez tendremos una vacuna": la demoledora afirmación de la jefa de vacunas de Reino Unido

  • Kate Bingham advierte de que no se debe tener un exceso de optimismo

  • "Es probable que la primera generación de vacunas sea imperfecta"

  • "Debemos estar preparados para que la primera generación de vacunas no prevenga la infección"

La consecución de una vacuna eficaz y segura es la gran esperanza en la lucha contra la pandemia del coronavirus, que deja ya más de 43,7 millones de contagios y más de un millón cien mil muertes en todo el mundo, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La comunidad científica trabaja contrarreloj y a destajo para intentar dar con la fórmula adecuada, al tiempo en que se multiplican los esfuerzos también en el desarrollo de tratamientos efectivos que mitiguen los dramáticos efectos del SARS-CoV-2. Sin embargo, y pese a todo el tiempo transcurrido, todavía estamos muy lejos. Lejos de poder dar respuesta a las múltiples incógnitas que todavía encierra el coronavirus, –como por ejemplo poder determinar exactamente el origen en el salto del virus al ser humano–, y lejos de llegar a un remedio que ponga fin a la pandemia.

Es en esta misma línea en la que se pronuncia Kate Bingham, la jefa del Grupo de Trabajo de Vacunas del Reino Unido, quien en una demoledora afirmación llega a advertir que “no sabemos si alguna vez tendremos una vacuna”.

A su juicio, pese a los extraordinarios esfuerzos que se están realizando de un modo sin precedentes para intentar conseguir “la vacuna más esperada”, y aunque se considere a ésta como “la única salida estratégica de la pandemia”, no debemos depositar en ello todo nuestro optimismo.

“Es importante evitar la complacencia y el exceso de optimismo”, ha escrito en la prestigiosa The Lancet, donde advierte que, aun en el caso de conseguir una vacuna, las primeras generaciones de la misma podrían no funcionar para todos, o durante mucho tiempo.

Es probable que la primera generación de vacunas sea imperfecta, y debemos estar preparados para que no prevengan la infección, sino que reduzcan los síntomas”, advierte, señalando que “incluso entonces es posible que no funcionen para todos o por mucho tiempo”.

"Muchas posiblemente pueden fallar"

De hecho, en su artículo Bingham llega a afirmar que la estrategia que han seguido pasa por darle a Reino Unido, a través de los distintos formatos, “la mayor probabilidad de proporcionar una vacuna segura y eficaz”, reconociendo que “muchas, y posiblemente todas las vacunas puedan fallar”.

En este sentido, apunta que se han centrado en “las vacunas que se espera que provoquen respuestas inmunitarias en la población mayor de 65 años”, habida cuenta de que “tres cuartas partes de las muertes causadas por el SARS-CoV-2 se producen en este grupo”. “Es esencial proteger a este grupo”, recuerda, añadiendo que escogieron también como un criterio clave “la escalabilidad de la fabricación de las vacunas”, para poder fabricar en Reino Unido y “asegurar el suministro y crear resilencia a largo plazo”. Además, señala, “solo se consideraron las vacunas que tienen el potencial de ser aprobadas por la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios y la Agencia Europea de Medicamentos y para la entrega de vacunas a finales de 2020 o, a más tardar, en la segunda mitad de 2021”.

En este sentido, y pese a rebajar tajantemente el optimismo, Bingham advierte que las opciones de éxito pasan por un trabajo internacional conjunto basado en la cooperación. No solo para combatir esta pandemia, sino también futuros riesgos.

Es probable que el virus del SARS-CoV-2 evolucione, y es probable que otros patógenos zoonóticos planteen riesgos futuros. China, Europa, Estados Unidos y el Reino Unido deben trabajar juntos. Si establecemos una colaboración internacional en este momento, estaremos mejor preparados para controlar futuras pandemias sin causar la mayor recesión mundial de la historia y la mayor amenaza para las vidas que se recuerde”.

Entre tanto, y pese a todo, vacunas como la de Oxford continúan su desarrollo desde la esperanza de poder ayudar a frenar la pandemia. Por el momento, esta semana se ha conocido que sus ensayos producen respuesta inmunológica sólida en ancianos, lo que ha sido recibido con entusiasmo.

Sin embargo, como advierte Bigham, aún es pronto para saber tanto su eficacia como la de otras en desarrollo, insistiendo en que podrían no funcionar en todos, o no funcionar durante mucho tiempo.