Dolor de estómago, digestiones pesadas, pérdida de peso, náuseas, reflujo... son algunos de los síntomas que pueden experimentar las personas contagiadas por la bacteria Helicobacter pyroli. Una bacteria que, además, resulta sorprendentemente común, y cuyo descubrimiento es relativamente reciente (hace menos de 40 años). Se calcula que este patógeno infecta a más de la mitad de la población mundial (un porcentaje que llega al 80 por ciento en los países en vías de desarrollo) y que producirá úlcera péptica en un 10 por ciento de ellos, así como cáncer gástrico en el 2 por ciento de los casos. ¿Cómo reconocer una infección por Helicopacer Pyroli
Tal y como recuerda Mayo Clinic, la infección por la bacteria Helicobacter pylori (H. pylori) ocurre cuando un tipo de bacteria denominada Helicobacter pylori (H. pylori) infecta el estómago. Es habitual que se produzcan este tipo de infecciones durante la infancia y que, en caso de que no se trata, se pueda traducir a la larga en úlceras pépticas. Además, esta bacteria puede estar presente en más de la mitad de la población mundial.
Precisamente uno de los grandes peligros asociados a esta bacteria es que la mayoría de las personas no se da cuenta de que está infectada. Sin embargo, eliminar esta bacteria es relativamente sencillo a través de antibióticos.
Por eso es tan importante atender a los síntomas de infección por Helicobacter pyroli, entre ellos, dolor o ardor en el abdomen, dolor abdominal más agudo con el estómago vacío, náuseas, pérdida de apetito, eructos frecuentes, hinchazón o adelgazamiento involuntario. Eso sí, ten en cuenta que la mayoría de las personas con infección por H. pylori nunca presenta signos ni síntomas. La explicación podría tener que ver con una mayor resistencia a los efectos nocivos de esta bacteria por parte de algunas personas.
En cualquier caso, deberás consultar con un médico si presentas síntomas como dolor abdominal intenso o persistente, dificultad para tragar, heces con sangre o de color negro alquitranosas, vómitos con sangre o de color negro, o vómitos con la apariencia de granos de café.
Por último, en cuanto a la forma de contagio de la bacteria Helicobacter Pyroli, puede transmitirse de una persona a otra por contacto directo con saliva, vómito o materia fecal, así como a través de alimentos o agua contaminados.