Los lugares con más virus que tocas en invierno y te hacen ponerte malo: hablamos con microbiólogos

Cristina Abel 17/02/2018 08:24

Virus y bacterias, como peces en el agua invernal

Los resfriados comunes (catarros y constipados) y las gripes son enfermedades infecciosas del aparato respiratorio provocadas por la presencia de un virus en el organismo. Pero, ¿es cierto que proliferan más en esta época del año? Según Manuel Sánchez Angulo, profesor de Microbiología de la Universidad Miguel Hernández (Elche), las condiciones frías y con humedad relativa baja más que una proliferación lo que provoca es un nivel de supervivencia mayor en estos patógenos.

"El frío hace que estén latentes. Su vía de contagio está localizada, sobre todo, en las vías respiratorias altas (nariz y la garganta). Precisamente en esos dos lugares tenemos unas células del sistema inmune, que con el frío suelen estar un poco debilitadas, y eso provoca que algunos de estos microorganismos puedan saltar esa línea defensiva”, señala el miembro de la Sociedad Española de Microbiología.

Tal y como apuntan los médicos, nuestro modo de vida invernal favorece el contagio. “En invierno tendemos a estar en ambientes cerrados y a pasar más tiempo con semejantes, y eso facilita que a partir de una persona infectada haya una mayor diseminación”, afirma Julio García, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica.

"No hay que olvidar que para muchos de estos agentes los reservorios son los seres humanos, personas que son portadores, pero que no padecen la enfermedad", añadió el doctor.

Latentes en superficie "bastantes días"

Su hábitat ideal son las vías respiratorias, pero tal y como nos confirma el microbiólogo sobreviven fuera del organismo, en superficie, “bastantes días”. Cualquier afectado por una enfermedad vírica o bacteriana que estornude o tosa sobre su mano y luego la pose en alguna superficie, contribuye al contagio.

"Estos patógenos quedan latentes en superficies, como los pomos de las puertas, las superficies de la mesa, incluso, en nuestra propia piel. Solo el hecho de tocarnos la cara hace que podamos contagiarnos. ¿Cuántas veces nos tocamos la nariz, la boca… de manera inconsciente? Eso es darles oportunidades”, subraya Sánchez Angulo.

Están al acecho en tu propia casa

Entre los lugares predilectos (o más comunes) de estos microbios, los tiradores de puertas, los fregaderos, los grifos, las esponjas de la cocina, los cepillos de dientes, los mandos a distancia, teléfonos, tablets, teclados del ordenador, el menaje del hogar y hasta los muebles. Todos ellos elementos con los que tenemos contacto directo varias veces al día y de manera, casi, inconsciente. Los expertos recomiendan ser lo más higiénicos posibles con estas zonas críticas de la casa, donde los gérmenes latentes esperan el momento ideal para atacar nuestras vías respiratorias altas.

También nos recomiendan ser cuidados en los medios de transporte públicos, ya que se concentran en asientos, pasamanos, barras, puertas, cristales y hasta el propio suelo, donde depositamos mochilas, bolsos, maletas… En estos casos, es muy recomendable llevar un gel o unas toallitas a base de alcohol o desinfectantes y no tocarse la cara.

Cómo evitamos males mayores

Es un imposible prevenir el contagio (una quimera), pero los especialistas nos aconsejan una serie de pautas para mitigar un poco la propagación sin volvernos unos maniáticos obsesos de la limpieza. “El principal, cuando uno está acatarrado o con gripe, siempre utilizar un pañuelo desechable delante de la boca cuando se tosa o se estornude y, a continuación, lavarse las manos, si puede ser con soluciones hidroalcohólicas”, señala el doctor García, que destaca como buena costumbre el uso de mascarillas, que tanto vemos en países como Japón, y que evitan que contagiemos y que seamos contagiados.

Para el profesor Sánchez, la mejor prevención pasa por la higiene. "Lavarse las manos, no constantemente, pero procurar hacerlo antes de comer. Si estamos constipados, utilizar pañuelos y no toser directamente a alguien; también abrigarnos cuando salimos fuera para que nuestras células inmunes no se debiliten por el frío, usar una buena bufanda y protegernos bien la boca y la nariz", apostilla.

Asimismo, nos recuerda mantener en nuestros hogares y centros de centro de trabajo un ambiente óptimo de humedad, no muy seco, para evitar que estos microorganismos estén latentes.

Si estás enfermo o lo está alguien de tu entorno, evitar las muestras de cariño (nada de besos), y, pese a que parezca de cajón, no compartas vasos, ni cubiertos ni toallas, todo aquello que haya podido ser susceptible de contacto con saliva o secreciones. Y nada de automedicarse con antibióticos, de nada servirá porque, tal y como nos recuerdan los microbiólogos, estos medicamentos no sirven para curarnos de los virus.