El panel de Lidia Camón: la producción de miel cae en picado por la sequía y el calor

Las altas temperaturas, –más cálidas de lo normal en estas fechas–, y la ausencia de lluvias disparan las alarmas. Europa teme una sequía extrema este verano de 2033, y preocupa especialmente la situación de España. Múltiples sectores, como el agrícola o el ganadero entre muchos otros, miran al horizonte sin esperanza. Ejemplo de la situación es la crisis de la miel.

Los apicultores aseguran que la cosecha de miel esta primavera va a ser prácticamente nula y, de hecho, hablan de ruina. Las pérdidas van a ser de nada más y nada menos que un 70% de la producción.

La razón de esto es multifactorial. En primer lugar, por culpa de la sequía: no llueve, no hay flores, no hay polen y las abejas no pueden trabajar. Además, por otra parte, el sector enfrenta el aumento de los costes de producción, que es de un 25%, y a ello se suma el problema de la miel que llega de fuera, sobre todo de China, que es mucho más barata.

La cantidad de miel obtenida desciende dramáticamente en los últimos años

La cantidad de miel que podemos sacar de cada colmena, como norma general, son 20 kilos al año, pero desde 2020 a 2022 apenas hemos sacado 10,42 kilos, una reducción terrible que, además, se espera que sea peor en este 2023.

Para colmo, hay que tener en cuenta los incendios en las zonas mieleras, que han sido voraces este año en Galicia, Extremadura, en El Bierzo, que han hecho que esa tierra quemada no se recupere y, por tanto, afecte también a esta campaña de la miel.

Miedo a la desaparición de las abejas ante la sequía y la falta de lluvia

Bajo mínimos y con la producción cayendo en picado por la sequía y el calor, se teme incluso que, si no llueve, las abejas desaparezcan.

Si hace unos años algunas colmenas daban en torno a 20 kilos de miel al año, en este 2023 puede que no tengan nada de producción o incluso lleguen a desaparecer, como explica un apicultor entrevistado por Informativos Telecinco en Montroy, Valencia: “Esta sequía persistente de cinco meses sin llover está afectando a la apicultura y esas colmenas que deberían estar en plena producción están en situación de debilidad extrema y muchas de ellas, si no llueve, van a desaparecer”, algo sumamente dramático tanto para la apicultura como para todo el ecosistema agrario.