La historia de Sara y la chica que la acompañó en el apagón: "Te voy a cuidar como si fueras mi hijo"

El apagón eléctrico en España generó una oleada espontánea de solidaridad ciudadana: una madre ayud ó a una joven
La mujer manifiesta que, en medio del desorden, no soltó la mano de la joven y le aseguró que le iba a cuidar "como si fueras mi hijo"
Última hora del apagón, en directo
El apagón eléctrico que paralizó la Península Ibérica el lunes dejó sin luz a millones de personas, interrumpió servicios, colapsó el transporte y sembró el desconcierto en ciudades como Madrid. Pero en medio del caos, surgió una oleada espontánea de solidaridad ciudadana que transformó la crisis en un ejemplo colectivo de empatía. Desde quienes ofrecieron agua en jarras hasta quienes actuaron como semáforos humanos para evitar accidentes, la ciudad fue testigo de una jornada marcada por la generosidad.
Entre los numerosos gestos anónimos, uno conmovió especialmente: el de una mujer que se convirtió en el ancla emocional de una joven asustada y perdida en medio del apagón. Fue entonces cuando apareció esa mujer, que sin pensarlo dos veces, decidió actuar como si fuera su propia madre.
Una desconocida y un lazo de confianza
"Le dije: mira Sara, yo tengo un hijo más o menos de tu edad, y te voy a cuidar como si fueras mi hijo. Te voy a ayudar para que vuelvas a tu casa", ha relatado la mujer. En medio del desorden, se convirtió en su guía y su consuelo. "La llevé todo el rato de la mano y le dije: no te preocupes, no te voy a soltar".
No llegaron a intercambiar teléfonos. Solo una promesa silenciosa cumplida en mitad del colapso.
Un país que se cuidó a sí mismo
Las escenas de ayuda se repitieron por toda España. En barrios sin luz ni ascensores, jóvenes improvisaron turnos para cargar a personas mayores hasta sus pisos.
Asimismo, otras personas ofrecían sus casas para pecnortar: “Vivo en el Paseo de las Delicias, entonces hemos pensado, tenemos tres camas vacías, pues no puede ser que la gente esté durmiendo en el suelo.”
Cuando el coche se volvió centro de información
En ausencia de teléfonos y conexión, los coches se convirtieron en estaciones de noticias. La gente se reunía alrededor de las radios encendidas para compartir lo más valioso que tenían: información. Otros recorrían calles con una simple jarra repartiendo agua a desconocidos, mientras voluntarios se colocaban en cruces de calles dirigiendo el tráfico con los brazos.
En otro punto, un grupo de hombres rompió verjas de seguridad para que personas atrapadas en trenes pudieran salir hacia zonas abiertas. También hubo quienes ofrecieron contención emocional a quienes no podían más: “Yo no soy de aquí, no tengo nada aquí, estoy desesperada, tengo miedo, tengo hambre, estoy cansada,” decía una mujer, mientras recibía apoyo de extraños.
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