Decenas de curiosos ocultan los trabajos de reanimación infructuosos de los servicios sanitarios que nada pudieron hacer por un joven de 23 años que murió en Palma, en los acantilados del Dique del Oeste, al caer al agua. La muerte del joven no ha acabado con una práctica muy extendida: escalar la roca 12 metros para tirarse al agua. Es posible que el joven fallecido estuviera practicando una modalidad de escalada sin cuerda ni anclajes, también muy habitual, cayendo al agua cuando algo falla. Algunas versiones señalan que al caer al agua pudo sufrir un paro cardíaco.