El conductor del autobús siniestrado en Avilés, donde murieron cinco personas este lunes, recorrió 300 metros sin control. No se sabe aún por qué. La compañía insiste en que el chófer iba a 55 kilómetros /hora, velocidad a la que fue los días anteriores por ese tramo. Sin embargo, la Guardia Civil analiza el tacógrafo porque piensa que podía ir a más de 70 km/h.
Derribó las señales de las obras de la carretera y se empotró contra el pilar de hormigón. No hay señal de frenada en la carretera, ni señal de que el hombre aminorase la marcha. Por eso se cree que pudo sufrir algún desvanecimiento que le impidiera controlar el vehículo.
El conductor ya estuvo de baja hace tiempo por problemas de vértigo pero Alsa insiste en que pasó el último reconocimiento médico y que estaba apto para trabajar. Es un hombre muy respetado por la empresa, sus compañeros y los clientes.
Lo cierto es que su testimonio será fundamental. Permanece ingresado en estado crítico en el Hospital Universitario de Asturias. Otras cuatro pasajeras continúan hospitalizadas con pronóstico muy grave, todas ellas en la Unidad de Cuidados Intensivos.