Una mujer es agredida por defender a su hijo con autismo en el Parque Warner de Madrid

  • Un hombre se mofó de Jimy, un niño con TEA: "¿Un mongolito?"

  • El agresor lanzó al suelo a la madre de Jimy e hizo que perdiera el conocimiento

  • El caso será juzgado por lo penal como delito grave

Mayte es la madre de Jimy, un niño de 11 años que padece el trastorno del espectro autista, conocido por sus siglas, TEA. Esta familia decidió pasar un día en el Parque Warner de Madrid junto con otros cinco niños y sus dos mamás, amigas de Mayte, cuando sufrieron una terrible agresión, recogida por EL PAÍS.

Los hechos ocurrieron el pasado 2 de mayo. Este parque en Madrid tiene un distintivo para personas con discapacidad, una pulsera azul, con la que la persona y hasta tres acompañantes pueden acceder a las atracciones de manera más rápida, sin tener que esperar las colas.

Cuando estaban disfrutando de un agradable día, Jimy quería montarse en la montaña rusa de Batman. Las dos amigas de Mayte decidieron acompañarle también en la aventura, y como el dueño de la pulsera azul puede llevar hasta tres acompañantes, todos se pusieron en la respectiva fila que les tocaba, sin tener que esperar la cola de personas con entrada normal.

Esto desató las críticas de un grupo de hombres que increparon a la familia por haberse saltado la cola. Cuando les explicaron la situación y que tenían derecho a no hacer cola, uno de los integrantes del grupo se mofó del pequeño Jimy: "¿Un mongolito?", preguntó irónicamente, acompañado de gestos de burlas que fueron recibidos con risas por su grupo y con más mofas sobre la discapacidad del menor.

Ese primera agresión verbal se quedó ahí, y atemorizó al pequeño Jimy, que comenzó a sentir auténtico pavor "con el hombre malo". Desafortunadamente, volvieron a encontrarse con el hombre y el menor comenzó a gritar desesperado. En ese momento Mayte se acercó para mediar y el hombre le preguntó "¿Eres la madre del mongol?", y la agarró del pelo y la lanzó contra el suelo.

Mayte pudo ponerse en pie y plantarle cara tras esa primera agresión, pero de nuevo la golpeó, lanzándola contra el suelo otra vez y provocando que perdiese el conocimiento. La mujer tuvo que ser trasladada al hospital con el labio partido, la nariz ensangrentada y una profunda brecha en la frente. Además, en el hospital le detectaron una lesión cervical.

La mujer, de 38 años, padece depresión y ha querido compartir esta historia para concienciar y evidenciar el problema que tienen numerosas familias de personas con TEA.

El caso será juzgado por lo penal como delito grave.