La depresión, según informa la Organización Mundial de la Salud, es una enfermedad frecuente y que afecta a unas 350 millones de personas en todo el mundo.
El Instituto Nacional de Salud Mental define este episodio depresivo como "un período de dos semanas o más durante el cual hay estado de ánimo deprimido o pérdida de interés o placer y al menos otros cuatro síntomas que reflejan un cambio en el funcionamiento, como problemas con el sueño, la comida, la energía, la concentración y la imagen de sí mismo ", según informaciones de The Huffington Post.
Algunos psicólogos han argumentado que la depresión es un mecanismo evolucionado diseñado para lograr un conjunto particular de beneficios. Pero teorías sobre la función evolutiva hay muchas. La más popular es la hipótesis de la rumia o meditación, una idea que fue desarrollada por Paul Andrews, un psicólogo de la Universidad de McMaster, y J. Anderson Thomson, un psiquiatra de la Universidad de Virginia Student Health Services.
Andrews sostiene que la depresión puede ser "una adaptación para el análisis de problemas complejos". Y esto lo ve por los síntomas que presenta la enfermedad: la anhedonia (la incapacidad de sentir placer), los pensamientos recurrentes (en espirales), o más horas de sueño en fase REM (la fase asociada a la consolidación de la memoria). Estos síntomas provocan "que nos alejemos de las actividades normales de la vida y nos centremos en la comprensión o la solución del problema de fondo que desencadenó la depresión".
Y es que, la meditación se ha reconocido como un importante factor en la depresión. Un ejemplo es que el 80% de los sujetos de un estudio, en el que participaron 61 personas con depresión, encontraron que percibían algún beneficio en la constante reflexión o meditación que conlleva la enfermedad, en su mayoría evaluando problemas y previniendo errores futuros.
Aunque de momento esto no es más que una hipótesis que necesita de una profunda investigación, si se sigue esta lógica, el trabajo que se debería llevar a cabo en un proceso depresivo es averiguar qué ha ido mal, qué nudos emocionales deben ser desenredados o qué patrones de apego necesitan ser identificados y tratados.