"Me bajó los pantalones y me obligó": descubre que su padre no lo es en el juicio en el que le condenan por violarla

  • La pequeña sufre secuelas de estrés, ansiedad y depresión desde entonces.

  • La joven vio cómo el que creía su padre la persiguió por la casa hasta violarla

  • El padrastro ejerció como padre desde que ella tenía un año y pocos meses

La historia es dramática por partida doble. Una niña forzada por el que cree que es su padre cuando tenía solo 13 años. Un juicio en el que se demuestra que este es su padrastro. Todo saltó por los aires cuando la pequeña escribió por whatsApp a sus familiares, aterrada. "Necesito ayuda, por favor, me bajó los pantalones, me estaba tocando y me obligó".

Pero el horror solo acababa de comenzar porque en el juicio el relato de lo ocurrido la noche del 9 de enero de 2018 en el domicilio de El Tablero de Maspalomas indica que el hombre que esta niña creía que era su padre -la realidad es que actuó como tal desde que ella tenía un año y algunos meses -, la persiguió hasta que consiguió penetrarla. Primero, la niña que estaba durmiendo en el sofá cama se despertó de madrugada (la madre no se encontraba en casa) en la cama de sus padres. Y se despertó porque alguien la estaba tocando los muslos y las nalgas.

La niña logró escapar y llegar hasta el sofá cama donde su padrastro -ella pensaba que era su padre- la agarró por los brazos y la tocó los genitales obligándola a bajarse los pantalones y penetrarla. La pequeña empezó a darle patadas y el joven acabó masturbándose a su lado. La joven dio la alerta por whastsApp a su tío que la fue a recoger y al que contó los hechos. La joven sufre secuelas de estrés, ansiedad y depresión desde entonces.

Según Canarias7, J.M.S.A., que ha sido condenado a 14 años de cárcel acumulaba antecedentes penales ya que fue condenado por sentencia firme el 28 de marzo de 2017, dictada por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de San Bartolomé de Tirajana, por un delito de lesiones en el ámbito de la violencia de género, a la pena de seis meses de prisión.

En el juicio se da credibilidad a las palabras de la joven, que además tenía una buena relación con el condenado, y ha tenido en cuenta los testimonios de varios testigos, los partes de lesiones, informes forenses y pruebas de ADN. No ha considerado que el consumo de drogas y alcohol esa noche por el acusado se pueda considerar un atenuante de los hechos porque erra plenamente consciente de lo que hacía.