Todo era más falso que un euro de madera. La empresa no figuraba inscrita en el Registro Mercantil ni en el Registro Nacional de Seguridad Privada. Sus supuestos vigilantes carecían de la pertinente habilitación profesional de Vigilantes de Seguridad Privada. Sus uniformes, parches con el logotipo de la empresa ilegal, sus placas falsas de Vigilantes de Seguridad y otros elementos como porras, grilletes y equipos de transmisiones daban apariencia de realidad al fraudulento negocio.
La cosa no acaba ahí. Puesto a falsear, el propietario de esa empresa de seguridad inexistente, que operaba en Sanlúcar de Barrameda y Chipiona, se presentaba ante sus clientes, por lo general bares de copas. como miembro de la Policía Nacional. Y no contento con eso, para seguir en el camino de la fabulación, les aseguraba que contratando con su empresa, sus locales se verían libres de posibles inspecciones de la Policía Local, o de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
Y puesto ya a estafar, estafaba a sus propios trabajadores. Todos sus empleados carecían de contrato de trabajo y tampoco estaban dados de alta en la Seguridad Social. De hecho uno de ellos, de nacionalidad colombiana, se encontraba en situación irregular en España. Así, con una empresa falsa, conseguía ingresos bien reales. Un conocido local de copas de Sánlucar de Barrameda llegó a pagarle más de 7.500 euros por sus `servicios´.
Hasta que la policía verdadera intervino. En concreto la Unidad Territorial de Seguridad Privada de la Comisaría Provincial de Cádi, y el Grupo de Seguridad Privada de la Comisaría Local de Sanlúcar de Barrameda. El falso empresario de la falsa seguridad, de 45 años, ha sido detenido como presunto autor de un delito contra los derechos de los trabajadores, y de otros dos más de estafa y falsedad documental. Sus siete trabajadores también se han visto implicados. Han sido propuestos con sanciones administrativas por intrusismo profesional.