Eran las 14.23 horas del 20 de agosto de 2008 cuando el vuelo JK5022 de la aerolínea Spanair con destino a Las Palmas de Gran Canaria se estrellaba nada más despegar del aeropuerto de Madrid-Barajas. Murieron 154 personas y 18 resultaron heridas.

Según el informe final, las causas del trágico accidente fueron una serie de fallos técnicos y humanos: los pilotos no desplegaron los alerones que ayudan a elevarse al avión y no funcionó la alarma encargada de advertir a la tripulación.

Después de la quiebra de la aerolínea en 2012 y el cierre de la causa penal absolviendo a los técnicos de revisar el avión. Así, responsabilizaron a los dos pilotos fallecidos en el siniestro. Mientras, la asociación de víctimas siguen sin aceptar la versión oficial: "Después de 10 años las familias estamos aquí... y seguimos aquí". Ellos, los familiares, llevan denunciando varios años el "caos judicial" al se somete a las víctimas de accidentes aéreos en España.

Hoy, en Madrid y en Las Palmas, hay convocados varios actos en memoria de los fallecidos con ofrendas florales, poemas y música. Confían en que en la Comisión abierta en el Congreso el pasado mes de julio se depuren responsabilidades.