Erasmus en apuros : la beca perdida y un piso con todas sus cosas al que jamás volverán

  • La mayoría sigue pagando el alquiler de sus pisos

  • Se quejan de que las universidades no se implican

  • Los que se quedaron allí ayudan con la mudanza a los que volvieron

Europa poco a poco va reabriendo sus fronteras. Pero, mientras tanto, miles de estudiantes españoles de Erasmus viven una situación muy complicada. La mayoría volvieron a España cuando estalló la pandemia en esos países y ahora siguen pagando el alquiler de una casa a la que ya no tienen previsto volver.

Patricia sigue por videollamada su mudanza. En principio parecía un buen plan: escapar del coronavirus en Italia y pasar las fallas en casa. Pero ya han pasado tres meses desde entonces, de las fallas mejor ni hablar, y no pudo regresar a Bolonia para recuperar sus cosas. No tiene ropa, ni calzado, ni recuerdos… así que sus amigas, que se quedaron allí, se los recogen ahora. El piso, eso sí, lo sigue pagando. Se siente desamparada: “no estamos obteniendo ningún tipo de ayuda ni ningún tipo de respuesta por parte de las universidades”.

Como ella, muchos estudiantes volvieron de Italia de forma precipitada cuando se desató la alarma en febrero y dejaron allí todas sus cosas. Alba trajo una mochila con dos aparatos electrónicos y la maleta pequeña de mano. Todo lo demás lo dejó en la casa. “Estuvimos hablando con la casera de si podía reducir la cuota mensual pero no hubo manera”, lamenta.

Ana y Iratxe nos cuentan su odisea para recuperar ordenadores y pasaportes: “Llevo la ropa de mi madre, los caseros en ningún momento han querido llegar a ningún acuerdo y por fin hemos conseguido que vaya un cerrajero y se tiene que quedar allí el amigo que nos está ayudando”

Los estudiantes españoles que se quedaron allí trabajan a tiempo completo como mudanceros. Raquel no se marchó de Ferrara y lleva nueve mudanzas acuestas. Ahora se la está haciendo a Ignacio, estudiante de arquitectura que también volvió con un equipaje muy ligero. “Estamos buscando soluciones de gente que todavía queda ahí y que nos pueda ayudar”, explica. No es plato de gusto tener que hacer y tener que pedir este tipo de favores, pero están desesperados.