Un hombre cuenta cómo escapó del célebre asesino en serie Dennis Nilsen, el psicópata de la corbata

  • Nilsen descuartizó y enterró a quince hombres bajo el suelo de su casa

  • El asesino invitó a pasar la noche en su casa a NIck Barrit, que rechazó la oferta

  • El hombre supo quién era Nilsen décadas después, cuando vio un documental

Nick Barrit, un hombre que actualmente tiene 66 años, ha contado al 'Daily Mail' cómo tuvo la suerte de escapar hace más de 40 años de un encuentro con el célebre asesino en serie Dennis Nilsen, conocido como '‘el carnicero de Muswell Hills’, que descuartizó y enterró a quince hombres bajo el suelo de su casa y solía asesinar con una corbata.

Barrit tenía 24 años cuando conoció a Nilsen en 1979 en el andén de la estación de tren de Waterloo la noche que perdió el último tren de regreso a su casa en Christchurch, Dorset. El psicópata entabló relación con él y le invitó a cenar y a pasar la noche en el piso donde por entonces ya había asesinado a 12 hombres.

Barrit, que por entonces trabajaba como jardinero, aceptó la oferta de Nilsen y la pareja caminó hasta el Strand Cafe en el West End de Londres. Después de comer hamburguesas de ternera, afirma que Nilsen lo invitó a pasar la noche en su sofá y se volvió "agresivo" cuando rechazó la oferta.

Barrit solo se dio cuenta de quién era Nilsen décadas más tarde, en 2006, cuando vio un documental sobre el notorio asesino en serie y necrófilo. Dijo que el lanzamiento de la serie de televisión 'Des' esta semana le trajo todos los recuerdos y se dio cuenta de lo afortunado que fue por escapar.

El hombre añadió: 'Me dijo que también había perdido un tren, aunque luego admitió que no lo había hecho, y dijo:' Te invito a cenar '. Seguí y caminamos hasta el Strand Cafe, donde ambos pedimos hamburguesas de ternera, patatas fritas, guisantes y zanahorias. Lo recuerdo hablando con un suave acento escocés. Siguió mirándome y no dijo mucho. Parecía un poco agitado. Siguió sacando un cigarrillo a la luz y luego volviéndolo a poner, dudando".

"Después de la cena, me invitó a volver a su apartamento en Muswell Hill para quedarme en su sofá. Insistió, dijo que pagaría un taxi de regreso al piso y luego me pagaría para que yo tomara un taxi hasta la estación por la mañana, pero me preocupaba no llegar a tiempo a mi tren temprano. Tan pronto como fui a ir, se puso bastante malhumorado, casi agresivo", siguió rememorando Barrit. "Pero le di las gracias, le estreché la mano y comencé a caminar de regreso a Waterloo. Ahora me da miedo pensar en lo que podría haber pasado si me hubiera ido con él", finalizó.