Varios jóvenes han sido protagonistas en la localidad guipuzcoana de Zarautz de una imprudencia difícil de explicar: ante la inclemencia del temporal, cuando el Cantábrico dejaba peligrosísimas olas, decidieron lanzarse a la realización de varias acciones temerarias que perfectamente pudieron haber acabado en drama.
“Mucho peligro”. “Me parece mentira”, dicen hoy los habitantes de Zarautz al contemplar las imágenes que grabaron entre risas del momento en que se dedicaban, desde la punta del espigón del puerto, a esquivar las olas, aguantar sus embates, y hasta saltar al agua embravecida para llevar el riesgo aún más lejos.
Arrastrados por las olas y aguantando como podían en la base de un muro, para salir del agua necesitaron que les arrojasen sus paipos; esas tablas con las que practican una variante del surf, un deporte del que de momento no parecen haber aprendido que en el mar no hay mayor habilidad que la prudencia.