Cantabria ha decidido convertir un gigantesco maizal en un enrevesado laberinto para los turistas. Sus 18.000 metros cuadrados, con un maíz que alcanzará los 4 metros de altura, tienen trampas, caminos cortados y distintas sorpresas para provocar que salir de ahí no sea una aventura fácil.
De hecho, dicen que los visitantes pueden llegar a estar perdidos en su interior durante más de una hora.
La moda, que busca ser una experiencia diferente, llega desde Estados Unidos, donde los laberintos de maíz son un atractivo turístico.