El mensaje del Génesis que asustó a todos: el pequeño secuestrado por María Sevilla quería ser pastor evangélico

telecinco.es 02/04/2019 12:43

Génesis 22:18. Qué hace Dios para cumplir su palabra. Es uno de los mensajes que encontraron las fuerzas de seguridad a la entrada de la finca de Cuenca donde María Sevilla tenía secuestrado a su hijo de 11 años. La finca en la que se encuentran cerca de 900 parcelas, donde hay construidas alrededor de 400 viviendas de las que como mucho se habitan 80 en período vacacional y 60 en invierno era el lugar perfecto para pasar desapercibido, no en vano, María estaba en busca y captura. La finca está rodeada de 80 kilómetros de caminos, cuenta con vallas para separar propiedades, por lo que cualquiera que se quisiera esconder podía encontrar ahí un refugio perfecto.

Pero aparte del lugar, lo que llamó la atención a las fuerzas de seguridad fue lo que se encontraron en el interior. Persianas bajadas, cristales pintados y sobretodo un pizarra en la que se podía leer Génesis 22:18. ¿Qué hace Dios para cumplir su palabra? En la pizarra se habla de no tener respaldo de la sociedad, ni del mundo. Según las primeras investigaciones el pequeño confesó que quería ser pastor evangélico, incluso pudo comparar a su padre con una especie de diablo.

Cierto que las imágenes que se encontraron las fuerzas de seguridad hablan de pautas evangélicas. De hecho, lo que más alteró a los agentes fue comprobar el contexto en el que se desenvuelve el versículo seleccionado por la madre. Hablamos de la prueba a la que sometió Dios a Abraham, ver si era capaz de sacrificar a su hijo Isaac. Al final, la fe de Abraham salvó a su hijo. La duda era saber lo que pasaba por la cabeza de María Sevilla al seleccionar precisamente ese pasaje del Génesis, ella en principio que siempre defendió cara a la opinión pública la libertad y los derechos y la protección de los menores. Esto es lo que dice el pasaje bíblico:

Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí.

Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.

Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.

Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos.

Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.

Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos.

Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?

Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.

Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altarsobre la leña.

Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.

Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.

Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.

Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.

Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá.[a] Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.

Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo,

y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.