Muere un miembro de una secta poliamorosa tras inyectarse silicona en los testículos

  • La familia ha demandado al líder de la secta por obligarle a inyectarse en los genitales

Un joven australiano de 29 años que pertenecía a una especie de secta poliamorosa homosexual murió al intentar agrandar sus genitales inyectándose silicona. La familia de Tank Hafertepen ha demandado al líder de la secta por considerarle responsable de que se sometiera a la peligrosa intervención a fin de que sus testículos tuvieran el tamaño de "balones de baloncesto" para satisfacer a los demás miembros del grupo.

Tank Hafertepen, quien cambió su nombre real de Jack Chapman a instancias de su "maestro", Dylan Hafertepen, murió de una hemorragia pulmonar causada en parte por la silicona que viajaba a través del torrente sanguíneo hacia sus pulmones. La madre de Tak, Linda Chapman, y su hermano Ben presentaron una demanda contra Dylan y sus cuatro secuaces alegando que nadie informó a la familia cuando su hijo fue hospitalizado y murió.

Además, acusan a Dylan de haber hecho que Tank le dejara una herencia de 200.000 dólares a su “maestro” y estuviera alejado de su familia desde 2012, cuando salió de su natal Australia, dejando de lado todo contacto con los suyos.

Los cinco hombres vivían juntos en la localidad de Seattle, y todos se inyectaban solución salina en sus genitales para agrandarlos temporalmente, como parte de la exigencia del "culto" de tener genitales exuberantes. Personas allegadas a Tank le preguntaron en muchas ocasiones hasta cuándo seguiría sometiéndose a esos agrandamientos y él respondía que “el maestro decidirá el momento adecuado”.