La mujer, de origen marroquí, y su presunto asesino, su expareja, vivían en el mismo edificio aunque la relación se había roto después de que ella lo denunciara por malos tratos. Había denuncia pero no orden de alejamiento y eso a pesar de que él tiene antecedentes por violencia de género y abusos sexuales.
Quique de 51 años había salido de prisión antes del verano, según publica el Diario de Sevilla.
En su historial delictivo constan antecedentes por abusos y hasta cuatro denuncias previas de parejas anteriores por violencia de género. Además, el detenido tiene una orden de alejamiento de otra mujer de Córdoba.
Aunque ella lo había denunciado por pegarle no existía orden de alejamiento y ambos vivían en el mismo edificio del barrio sevillano de Los Pajaritos. Ella en el tercero con sus dos hijos menores y él en el segundo.
Fue uno de los hijos de la mujer menor de edad, quien avisó a la policía al ver a su madre en un charco de sangre en la puerta de su casa. Los equipos de emergencia no pudieron hacer nada por salvarla. Los niños están ahora bajo tutela de la Junta de Andalucía hasta que se encuentre a algún familiar que se haga cargo. Tanto ella como sus hijos son marroquíes.
La policía encontró el arma cerca del edificio donde vivían víctima y verdugo. Él había tirado la navaja a una alcantarilla. Aún permanece en dependencias policiales a la espera de pasar a disposición judicial.
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