Los dos bebés fallecidos en el Vall de Hebrón de Barcelona habían nacido tras solo 24 y 25 semanas de gestación: En ambos casos, su estado se agravó por una inflamación del intestino originada, precisamente, porque al ser prematuros extremos, sus órganos apenas estaban formados.
“Un intestino que no funciona, que no se ha desarrollado adecuadamente al nacer antes de tiempo y no funciona bien, es lo que provoca esta inflamación”, según los expertos.
A la inflamación se le unió la presencia de un microbio o bacteria llamada klepsiella, muy presente en los hospitales.
La bacteria es inofensiva en el intestino, pero pasó a la sangre por culpa de la inflamación, y ahí provocó una infección generalizada que resultó fatal.
Es lo que hay que controlar y evitar en los otros 8 bebés que también tienen la bacteria pero que, de momento, no presentan otras dolencias que la hagan peligrosa.
Paralelamente, el hospital ha realizado varios análisis. Sus resultados servirán para averiguar la procedencia exacta de un microbio que ha terminado en el organismo de bebés extremadamente frágiles.