¿Te has preguntado alguna vez cómo se forman montañas y cordilleras? ¿De qué forma trabaja la corteza continental y qué movimientos se generan hasta dar lugar a estas formaciones? Si esta importante lección de la infancia ha caído en el olvido, te interesará recordar el concepto de orogénesis. Este proceso geológico suele provocar la aparición de este tipo de formas topográficas y, de hecho, el origen de la palabra habla precisamente de ello (del griego, "oros”, que significa “montaña", y “génesis”, que significa "creación" u “origen”). ¿Qué es la orogénesis y por qué es importante este concepto?
La orogénesis consiste en un tipo de proceso geológico que suele dar como resultado la formación de montañas y cordilleras en la superficie terrestre. Ocurre cuando dos placas tectónicas se encuentran y una de ellas se fractura y se “arruga" sobre sí misma. Se generan entonces ensanchamientos y plegamientos que dan lugar a lo que conocemos como montañas y, en muchas ocasiones, a cordilleras. Así, la orogénesis provoca que una zona alargada de la corteza terrestre se acorte y engrose por deformación y fracturación, fruto de esos esfuerzos tectónicos laterales.
En este sentido, podemos hablar de dos tipos de orogénesis:
Del mismo modo, en este proceso suelen producirse procesos de magmatismo, lo que a su vez aporta nuevos materiales graníticos que se incorporan a la corteza. Además, las fracturas alargadas que se producen se denominan cinturones orogénicos, asociados a zonas de subducción (que consumen corteza terrestre) y a arcos volcánicos.
El desarrollo de la orogénesis ayuda a comprender de qué forma tiene lugar este fenómeno: primero hay una fase de plegamiento, en la que los elementos blandos chocan entre sí; a ella le sigue la fase de fallamiento, en la que los materiales de mayor dureza y los pliegues se rompen; y, por último, aparece la fase de cabalgamiento, en la que una placa se desplaza sobre la otra o por debajo de ella.
Estos procesos también se asocian con erupciones volcánicas, aunque dependerá del tipo de orogénesis de que se trate. Por último, es importante saber que este proceso, aunque potencialmente peligroso, nos habla de la corteza terrestre como un elemento vivo y en constante movimiento. Aunque este proceso se desarrolle lentamente, podemos tener la certeza de que la superficie terrestre, tal y como la conocemos, seguirá cambiando con el tiempo.