Un viaje en familia por la autopista del cielo

  • El observatorio de aves de Tarifa atrae cada vez a más familias

  • Medio millón de aves pasan por este punto del Estrecho

Cuando nació David, sus padres ya sabían de la existencia de la autopista del cielo. Su padre, Juan Antonio, se lo contó a Ana, su madre. Viajaban unos días cada año para verla. Luego llegó David, y ahora son los tres, los que llegando esta época, se acercan a uno de los puntos más concurridos de esta autopista aérea para observar el paso de los viajeros. Son cientos de miles, pero la autopista es amplia y solo para ellos. Para poder usarla hay que tener alas. Estamos frente al Estrecho de Gibraltar.

"Él ya tenía esta afición cuando yo lo conocí, y a mí, desde siempre, me había gustado la naturaleza. No me había acercado al tema de las aves, de eso ya se encargó él. Me inició un poco y muy bien", cuenta Ana.

"Es una afición como al que le gusta el fútbol o cualquier otra cosa. Nosotros salimos todos los fines de semana a observar aves y ahora, aprovechando las vacaciones de verano, vamos a estar tres días aquí. Es una fecha óptima por el paso migratorio. Es un espectáculo digno de ver", añade sonriente Juan Antonio.

David, 12 años, reconoce que el que más aves ve es su padre. Él ve menos. "Las veo, pero todavía no se diferenciar bien las aves... las que más me gustan son el buitre y el águila culebrera", se sincera David.

Este viaje ya lo han realizado diferentes familias

El viaje en familia de los García Benítez es el viaje de Elizabeth y su hija. Ellas han venido desde Berlín "para observar las aves y ver la migración. Es un punto muy importante para las aves". Elizabeth afirma que, aunque en Berlín también tienen aves, muchas viajan ahora hacia África.

Duda si se le pregunta por su ave favorita. Tiene muchas, pero una de ellas es la que pronuncia como "biitres". "No tenemos en Alemania", dice esta jubilada, mientras vuelve la cabeza hacia el libro en el que resuelve sus dudas a la hora de identificar las aves que vuelan sobre su cabeza.

Estamos en el momento álgido del viaje anual de muchas de las aves europeas hacia África

"Ahora estamos teniendo el pico de cigüeña blanca, milanos, los primeros grupos de abejeros europeos. También de una especie en extinción, el alimoche. Hace dos días contabilizamos 170", informa Javier Notario de la Fundación Migres. Se dedica a identificar y a contar, una a una, todas las aves que pasan por el observatorio.

La fundación trabaja, desde comienzos de siglo, en un programa de seguimiento, a largo plazo, de las migraciones de las aves.

Aquí registramos anualmente casi medio millón de aves. Este año, desde el 5 de julio, hemos contabilizado unas trescientas mil aves. De aquí a octubre pasarán otras doscientas mil"

Junto a él, dos voluntarias forman su familia. Rosa, que ha venido desde Barcelona, cuenta que ayer fue un día flojo en el que vio casi cuatro mil aves, más que en el resto de su vida. La otra voluntaria es Sofía, quien tiene más experiencia. "He estado estudiando las migraciones en Estados Unidos, y venir aquí a Tarifa es una oportunidad para comparar los distintos tipos de migración en el mundo", comenta Sofía.

Mientras en la carretera que discurre a los pies del observatorio se amontonan los coches, en la autopista del cielo también hay atasco. Sopla levante y eso quiere decir que las aves tendrán que esperar a que cese para iniciar el cruce. "Si el levante es muy fuerte, puede desplazarlas más allá de Tánger y Punta Malabata. Para volver a tierra tendrán viento de frente. Calcular mal sería un grave riesgo para ellas", señala Javier.

Y ante eso, cigüeñas, milanos, águilas, alimoches y buitres esperan en los valles que rodean Tarifa. Cuando el levante cese, cruzarán por miles.

Prismáticos en mano, David, el más pequeño de las familias del observatorio, mira hacia arriba. "¿Se lo contarás a los amigos del colegio cuando vuelvas?" David responde con un rotundo "no". Y es que no se le cuenta a todo el mundo la existencia de la autopista del cielo.