La acusada de decapitar a su pareja en Castro Urdiales buscó en Google cómo desatascar motosierras

  • Las motosierras no han sido encontradas, pero se sospecha que pudieron usarse para desmembrar a Jesús Mari

Compró dos sierras eléctricas para podar. Y no parece que las usara precisamente para eso. De hecho, la acusada de decapitar a su pareja en Castro Urdiales (Cantabria), cuyo cráneo fue hallado en una caja que la mujer le entregó a una vecina para que se la guardara con total tranquilidad, habría buscado en Google "cómo desatascar una motosierra" sobre la fecha en que desapareció Jesús Mari Baranda, según recoge 'El Periódico', que cita la investigación de la Guardia Civil.

Jesús era un hombre responsable, estudió y opositó y trabajó toda su vida en un banco. Se trasladó a Bilbao, donde se casó y tuvo dos hijos. Tras 14 años de matrimonio, se separó y regresó a Castro Urdiales. Rehizo su vida con Carmen, su presunta asesina y trabajó en la banca hasta los 61 años, cuando se jubiló.

Lo que los agentes creen, con toda lógica, es que la mujer usó esas motosierras para podar para desmembrar al hombre. Las motosierras no han sido encontradas. La Guardia Civil detuvo a la acusada, de 61 años, cuando la vecina, a la que la dijeron que dentro de la caja había juguetes sexuales, la abrió alertada por el olor y lo que encontró fue un cráneo humano. Era la de Jesús Mari, un jubilado de 67 años, que llevaba desaparecido desde abril de 2019. El resto del cuerpo aún no se ha encontrado. Y tampoco se explica nadie por qué la mujer entregó la cabeza a la vecina a no ser que no le diera tiempo a ocultarla y se sintiera ya acorralada. "Quería tener un recuerdo de él, por eso guardé su cabeza" ha confesado la mujer.

Los hijos de Jesús María no tenían relación con él desde hace años tras separarse de su mujer, lo que hizo más factible que Jesús desapareciera y las alarmas saltaran tarde. Porque Mamen no fue la que denunció la desaparición de Jesús, sino un primo. Ella siempre manifestó que Jesús la había dejado y se había ido con el dinero. Incluso fingió recibir mensajes para confirmarlo. Pero el primo de Jesús ya sabía que la relación ya no iba bien. Y no se lo creyó.

La sospechosa lleva desde octubre en la cárcel pero la investigación sigue su curso. La Guardia Civil ha encontrado varias manchas de sangre en la vivienda que la víctima y su presunta asesina compartían. Ella, además, tiene antecedentes por dos estafas cometidas en los años 2013 y 2017. Ahora, el Juzgado de Castro que instruye el caso ha levantado el secreto de sumario tras nueve meses de investigación y tras prorrogarlo hasta en ocho ocasiones.