La triste historia del niño de 8 años torturado y asesinado por su madre y el novio de esta

  • El pequeño nunca recibió ayuda a pesar de que los abusos fueron denunciados por profesores y familiares

  • La madre fue condenada a cadena perpetua, y su novio, sentenciado a muerte

"¿Es normal que tu madre te pegue con un cinturón?, ¿Es normal sangrar?". Estas escalofriantes preguntas se las hizo el pequeño Gabriel Fernández a su profesora en los meses previos a su muerte a manos de su progenitora y del novio de esta. El niño, de 8 años, falleció el 22 de mayo de 2013 a causa de una paliza en su casa en Palmdale, en Los Ángeles (Estados Unidos), una dramática historia que ha rescatado Netflix en una serie documental. Y lo más triste del caso es que Gabriel nunca recibió ayuda a pesar de que los abusos que sufría fueron denunciados en varias ocasiones.

El pequeño Gabriel se crió con sus abuelos y sus tíos ya que su madre, Pearl Fernández, nunca quiso tenerle y le dejó en el hospital al nacer. Sin embargo, cuando cumplió 7 años esa misma madre reclamó su custodia y lo llevó a su casa, con su novio y dos hermanos, para cobrar las ayudas del estado. Ahí empezó un infierno para el niño, que padecía todo tipo de abusos, desde cigarrillos apagados contra su cuerpo hasta disparos con una pistola de aire comprimido.

Cuando Jennifer García, una de los profesoras del pequeño, se dio cuenta de que la situación de Gabriel era anormal debido a las preguntas que hacía, se puso en contacto con los servicios de protección de menores. No sirvió de nada. No se movió un dedo para sacar a Gabriel de su casa. El pequeño llegaba cada vez en peores condiciones a clase. Le faltaban mechones de pelo, tenía moratones y heridas en la cara y los labios hinchados.

En una ocasión en la que presentaba un aspecto especialmente alarmante, la profesora le preguntó una vez más qué había pasado, y aunque el niño inicialmente alegó que se había caído finalmente reconoció que su madre le había disparado con una pistola de aire comprimido. Cuando García le preguntó por qué no se lo había contado antes él respondió que cada vez que la agente de los servicios sociales pasaba por casa su madre le lastimaba aún más.

La maestra no fue la única que contactó con los servicios sociales. Varios miembros de su familia también lo hicieron, pero los continuos avisos no impidieron la muerte de Gabriel. El pequeño ingresó en el hospital con el cráneo agrietado, tres costillas rotas, quemaduras, moretones, cortes, dientes rotos, y los pulmones y la ingle gravemente dañados por perdigones. Falleció dos días después.

Los hermanos del pequeño contaron durante el juicio que Gabriel era sistemáticamente atado, amordazado y azotado. Le encerraban en un armario y le obligaban a comer arena para gatos. Isauro Aguirre, pareja sentimental de la madre, fue condenado a muerte por el asesinato y abusos contra Gabriel y está a la espera de ser ejecutado en la cárcel de San Quintín, en California. Por su parte, Pearl Fernández se declaró culpable para evitar el juicio y la pena de muerte. Fue sentenciada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

Las dos trabajadoras sociales encargadas de caso y sus supervisores fueron despedidos tras la muerte de Gabriel, y acusados en 2017 de abuso infantil y falsificación de archivos públicos, aunque lo cargos penales fueron desestimados en enero de este año.