Después de saber que Cata ha estado a punto de morir envenenada, Duque tiene que cambiar a marchas forzadas su plan de huir con su amada. Los jóvenes no pueden perder ni un sólo momento, Cata sigue corriendo peligro en esa casa, aunque ya no toma las pastillas (consigue despistar a la señorita Rottenmeier, Elena). Duque sabe que la clave es Martínez, tiene que tener un punto débil con el que puedan jugar. Con la ayuda de Torres descubren que la secta donde está su hija es financiada por Miguel Cortés. Martínez a su vez descubre la relación que mantiene Duque con la policía: él es el topo.
Por otro lado, el comisario persiste en averiguar quién es el confidente de Torres. Pero se encuentra con que ni el inspector ni su compañera Cuesta van a revelar sus fuentes. Entre ellos hay más que una relación de trabajo y se decidirán por fin a dar un paso adelante...
Mientras en el club, Jessi sigue intentando entrar en el negocio del narcotráfico, con sus buenas ideas de distribuir la merca de los Varela. Por su parte, Moreno está a punto de pagar su engaño a Gitano con su vida.