Llegó, vio y venció. Miguel Ángel Silvestre acudió al Festival de Cine de San Sebastián en medio de las dos grandes figuras españolas de la gran pantalla internacional -Antonio Banderas y Javier Bardem-, pero no lograron hacer sombra al Duque. Pertenece ya a la aristocracia de la televisión y que se prepare Hollywood. De momento, el prestigioso festival donostiarra de cine ya cuenta con él.
Un hombre que atrae con su porte perfecto y que atrapa del todo con su afable personalidad y sus dotes como actor. Se puede ser atractivo y bueno en el trabajo; Miguel Ángel Silvestre, como Banderas y Bardem, lo tiene todo. Únicamente necesita tiempo; a sus 26 años, sólo acaba de empezar. Y las fans -que son, a fin de cuentas, quienes encumbran a actores y cantantes- lo saben.
En la puerta del hotel María Cristina, el más lujoso de San Sebastián y el que acoge, por tanto, siempre a todas las estrellas que pasan por la ciudad, esperaban impacientes más de 50 adolescentes. No estaban allí ni por Bardem, ni por Banderas y seguro que no lo hubieran hecho ni por el mismo Brad Pitt; a quien ansiaban ver, tocar, abrazar... no podía ser otro que a Miguel Ángel Silvestre. Él, como siempre, agradecido a quienes sabe que son pilar fundamental de su carrera, se quedó con ellas (y con ellos, que también los había) y se dejó abrazar, besar y fotografiar. Se marchó satisfecho y sus seguidores, felices, emocionados.
Es muy fácil sacar una sonrisa a otros y a Miguel Ángel no le da pereza hacerlo; eso, seguro, le facilitará el camino.