Están en una isla preciosa; unas playas espectaculares en las que poder tomar el sol. Sin embargo, se terminaron para ellos los supermercados en los que poder adquirir cualquier producto que quieran. Tienen que arreglárselas con lo que tienen a mano.
Lo más nutritivo que pueden encontrar en los cayos hondureños son los peces. La espera, constancia y esmero es de vital importancia para pescar y poder llevarse a la boca una ración, aunque escasa, de comida. Pero el mar no sólo proporciona peces, sino que también pueden servir de alimento loserizos, las lapas o los pequeños crustáceos que corretean por la playa.
Además de los 'frutos marinos', tierra adentro también hay cosas que comer. Los cocos están siendo uno de los alimentos básicos de los supervivientes, tanto que les han ocasionado unos pequeños problemas intestinales. Esperemos que gracias a la fibra- los yogures de Coronado no llegan a la playa- que consiguieron en la prueba de recompensa, se hayan solucionado. Quién pillara el maíz, el arroz o las bananas que se cultivan en otros puntos de honduras.
Los remilgos culinarios no son válidos para un supervivientes, y si no que se lo digan a Joselito, que se comía hasta las algas. Otro dilema al que se enfrentan los concursantes es cómo cocinar lo poco que consiguen. Han ganado una botella de aceite, con lo que podrán sofreír la pesca, pero poco más.
La canción proseguía: "Si buscas lo mas esencial, sin nada más ambicional, mamá naturaleza te lo da". La naturaleza es la fuente de nuestra vida. Desde petróleo y papel hasta alimentos. Los concursantes de 'Supervivientes' están aprendiendo esta dura y básica lección.