Cada vez quedan menos supervivientes y la final está más cerca. Y aunque todavía no hay nada decidido, Rosa Benito lo tiene claro. Una vez más, se oye el mismo nombre: Arturo. El ex gran hermano, que no se libra de la polémica, se encuentra otra vez en el ojo del huracán. Rosa considera que no hace méritos suficientes y no quiere sea finalista y mucho menos que gane. Cree que "no sería justo". Es más, tiene muy claro que quien debe ganar debe ser una mujer. "Este año son muchísimo más cañeras que los hombres", asegura, que "no valen para nada, sólo para quejarse y para comer".
Pero al margen de quién será el vencedor, el día a día continúa en la isla y no sin dificultades. El reparto de comida no ha resultado fácil para Rosa y Sonia. Ninguna de las dos consigue aclararse con las matemáticas: "¿La mitad de 52?", pregunta Sonia; "26 y 26, son 42", afirma Rosa. Y aunque no les salen las cuentas, al final cada una se va con lo suyo, conformes pero no sin dudas.
Y mientras continúa la polémica entorno al matrimonio con Amador Mohedano, Rosa llora la falta de su ex compañero José Montalvo. Triste y melancólica, lava una cinta en la que lleva escrito su nombre. Día tras día, le sigue echando de menos.