Existe una gran demanda de rabo de toro, pero no hay suficientes existencias para satisfacerla. Por eso, en ocasiones los establecimientos engañan a los clientes y en vez de ofrecerles lo que han pedido les sirven animales como avestruz o canguro. El rabo de toro es una parte magra, con muchos minerales y relacionada con el tipo de crianza que ha tenido el animal: en el campo y en libertad. En definitiva, una delicia que en ocasiones es difícil de encontrar.